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ETA VUELVE A MATAR

Arzalluz condena el atentado, pero se niega a opinar sobre el acuerdo entre el PNV y EH

El dirigente vasco califica la actividad terrorista de ETA de anacrónica e inútil

Aurora Intxausti

El presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Xabier Arzalluz, condenó ayer el asesinato del teniente coronel Blanco, pero evitó pronunciarse sobre el futuro del acuerdo de gobierno que su partido mantiene con Euskal Herritarrok (EH), un pacto que ha sido suspendido temporalmente por el lehendakari, Juan José Ibarretxe. Arzalluz también evidenció las pésimas relaciones que mantiene con el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja. Ambos protagonizaron ayer un macabro cruce dialéctico sobre cuántos muertos se necesitan para alcanzar la paz en el País Vasco.

El asesinato del teniente coronel del Ejército Pedro Antonio Blanco por parte de ETA ha llevado a Xabier Arzalluz a cuestionar la actuación del Gobierno de Aznar, ya que considera que no se ha movido para lograr la paz durante los 18 meses en los que esa organización ha estado inactiva. De hecho, a la pregunta lanzada el día anterior por Mayor Oreja sobre "cuántos muertos tenía que poner ETA sobre la mesa" para que el PNV rompiera con EH, Arzalluz replicó que "cuantos muertos harán falta para que el Gobierno se mueva de una vez".En una entrevista que adelantó ayer Deia, el dirigente del PNV insinúa que el último asesinato se podría haber evitado. "Si hubiese habido una reacción conveniente, especialmente del Gobierno del PP, y también del PSOE, hoy no estaríamos ante un hecho tan desgraciado", aseguró Arzalluz. El líder nacionalista cree que ETA es una fuerza anacrónica y "cualquier actuación de este tipo supone persistir en un camino que no sirve para nada, si es que alguna vez sirvió para algo", indicó.

Arzalluz, que participó ayer en Bilbao en un acto de reconocimiento a la labor desarrollada por los diputados y senadores del PNV, no quiso entrar a valorar el comunicado emitido por EH tras el asesinato del teniente coronel Blanco. Tampoco opinó sobre la posibilidad de una ruptura del pacto de legislatura suscrito con EH por las formaciones que integran el Gobierno vasco -PNV y EA- y se remitió a la decisión del lehendakari Juan José Ibarretxe de dejar en suspenso el acuerdo tras el atentado de ETA.

Arzalluz quiso restar importancia a los enfrentamientos verbales que se produjeron el viernes en las tres capitales vascas en las manifestaciones que se convocaron con motivo del atentado del militar y se negó a hablar de fractura social entre los vascos, "que no me vengan con milongas ahora". "Ruptura social hay en todas las partes o ¿en España no hay ruptura social?, o ¿los que votan al PSOE aceptan a Aznar como la mejor solución?, ¿quién habló de las dos Españas?, ¿Eso qué es, ruptura social o qué?", dijo.

Durante su intervención en el acto político aseguró que el día de ayer era "triste y duro" por el asesinato de Pedro Antonio Blanco García, del que dijo que murió "sin comerlo ni beberlo porque esas tesis de que son opresores-argumento que suele utilizar ETA en sus comunicados- no valen nada a la hora de plantear el asesinato de una persona."

Frente a las acusaciones de tibieza que suelen dirigir contra el PNV en las condenas a los atentados dijo en tono enérgico: "Que nadie nos mezcle con acciones o intenciones de violencia, ni a la hora de hacer política ni en otro momento". Y añadió "si hemos aguantado hasta ahora, aguantaremos lo que venga, porque no sólo somos inocentes, sino que tenemos la conciencia de que somos los que más decididamente hemos luchado y seguiremos luchando para que este país se normalice, para que en este país haya paz".

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El dirigente del PNV declara en la entrevista a Deia que desde algunos sectores de Madrid se intenta pasar factura política a su partido. Arzalluz asegura que el proceso de paz debe seguir adelante y que desde su partido seguirán "buscando la paz en cada situación y promoviendo una mesa en la que al fin nos sentemos todos, sin condiciones". No cree factible la recomposición de la Mesa de Ajuria Enea porque es un foro que fue dinamitado y señala a Jaime Mayor Oreja como la persona que se encargó de destruirlo. "El PP y el PSOE tenían que haber ofrecido alternativas que no fueran exclusivamente policiales. En lugar de aportar, se han limitado a negar", indica.

Arzalluz espera que EH se desmarque de la violencia de forma clara porque "no se puede estar en el campo de juego y tener a alguien en la grada pegando tiros a los jugadores contrarios". Y confía en que el espíritu de Lizarra para buscar la paz continúe a pesar de las circunstancias porque el diálogo es el único camino para conseguir la pacificación.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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