La "Mir" prolongará su agonía con una visita tripulada a finales de marzo
La misión durará un mínimo de 45 días
La estación orbital Mir -creada para pasar 6 años en el espacio, donde ya lleva 14- prolongará muy probablemente su agonía, que debía concluir a finales de marzo, con una nueva misión tripulada de 45 días que podría ser el preludio de una nueva fase operativa de duración indefinida. La decisión aún ha de ser ratificada esta semana por el Gobierno.La agencia espacial rusa ha anunciado que, en lugar de dejar caer la nave en el Pacífico, dos astronautas (Serguéi Zaletin y Alexandr Kaleri) emprenderán vuelo hacia la Mir el 30 de marzo. Previamente, una nave Progress no tripulada preparará el terreno transportando combustible, agua, oxígeno y alimentos. No está claro cuál será su tarea: si esperar la llegada de otras tripulaciones o si preparar la estación para su destrucción civilizada. Si no se logran los fondos necesarios, la sentencia de muerte se dictaría probablemente en abril y se ejecutaría en mayo.
La Mir es la única imagen de marca que conserva Rusia de los tiempos en los que la URSS era una superpotencia espacial que rivalizaba, e incluso superaba en muchos aspectos, a Estados Unidos. Pese a la crisis económica que sufre el país, la desaparición de la estación supone una humillación nacional a la que se ha intentado hacer frente con suscripciones populares, iniciativas parlamentarias y búsqueda de patrocinadores privados. El director de cine Yuri Kara estaba dispuesto a rodar una película en la nave, y se llegó a hablar de Antonio Banderas como protagonista.
Yuri Koptev, director de la agencia espacial rusa, llegó a decir el pasado julio que era mejor que la Mir, por la que han pasado 103 astronautas, muriese con honor a que se jugara a la ruleta rusa en el espacio. Lo que ha cambiado el panorama ha sido la financiación de una compañía británica domiciliada en las Islas Vírgenes, Gold & Appel Transfer. Al parecer, se ha efectuado ya un primer pago de 1.100 millones de pesetas a la corporación Energía (el contratista que opera la nave) para prolongar el funcionamiento de la nave. Según un portavoz de la firma británica, ésta aportará en total 3.200 millones y espera conseguir de empresas sin fines militares una financiación 10 veces superior.
El proyecto podría prolongar durante años la vida de la Mir, aunque para ello sería necesario efectuar una reparación a fondo. Sin embargo, supondría una nueva amenaza para la Estación Espacial Internacional (ISS), afectada ya por los sucesivos retrasos rusos en cumplir sus compromisos. Hay serias dudas, por ejemplo, de que el módulo de servicio Zvezdá (Estrella) pueda ser lanzado antes de agosto para acoplarse con los otros componentes.
De las dificultades por las que pasa la otrora boyante industria espacial rusa da idea su disposición a alquilar a otros países parte de las horas de investigación a que tiene derecho en la futura ISS.
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