Lo que ocurre en Oviedo
La cruda realidad de Oviedo no es otra que la de un municipio crispado y profundamente dividido ante la gestión del equipo de Gabino de Lorenzo, que, tras su amplia victoria de 1995, procedió a una subida escandalosa de los impuestos; a la creación de una poderosa sociedad instrumental del suelo (Gesuosa), que hoy se halla en trance de disolución y ante la jurisdicción penal; al endeudamiento abusivo de la corporación, más de doscientas mil pesetas por habitante, para abordar inversiones megalómanas, como el célebre hípico, que pasó de un presupuesto inicial de cuatrocientos millones a más de tres mil; al completo desprecio a las reglas de contratación pública, como ha apreciado el Tribunal de Cuentas; a la discriminación informativa con algunos medios críticos; a la privación de participación e información a los grupos opositores, o, en fin, a laPasa a la página siguiente
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venta de todo el patrimonio municipal y a la privatización de grandes servicios públicos: recaudación, aguas y cementerio (en este último caso, de forma irregular), incluida la reciente amenaza de enajenar el subsuelo de la ciudad para plazas de aparcamiento. Y así un largo rosario de deficiencias, traducidas en quejas ciudadanas y en media docena de manifestaciones sin precedentes, que llegaron a sacar a la calle a más de veinte mil personas que en los últimos tiempos no sólo protestaban por la presión fiscal, el tráfico o las privatizaciones, sino que llevaban por lema la lucha contra la corrupción, sin ambages. Dicha cifra se corresponde con el número de votos perdidos por Gabino de Lorenzo en las últimas elecciones municipales.
Esto, y no otra cosa, es lo que late, técnicamente, en el informe del Tribunal de Cuentas, manipulado en EL PAÍS por el señor alcalde, ya que el entrecomillado "no ha cometido ningún delito" no aparece en página alguna del documento fiscalizador.- Alas. Portavoz socialista en el Ayuntamiento de Oviedo.
