Sabadell y Barcelona centran los actos de homenaje a Joan Oliver
VIENE DE LA PÁGINA 1 En el primero de los actos, tras la presentación en el Ayuntamiento de Sabadell de los dos últimos volúmenes de la Obra Completa de Joan Oliver que publica Edicions Proa (dedicados a la poesía y el teatro, a cargo de los profesores Helena Mesalles y Miquel García Gibert, respectivamente), una comitiva de escritores de la comarca del Vallès se desplazaron hasta la antigua residencia de los Oliver y colocaron los primeros carteles. Jaume Cabré, Antoni Dalmases, Miquel Desclot, Antoni Clapés y Joaquim Sala-Sanahuja descubrieron sendos carteles con los dos poemas que representan las dos líneas básicas de la obra poética de Pere Quart: la poesía satírica (simbolizada por la Vaca suïssa) y la patriótica (con las famosísimas Corrandes d"exili). Un grupo más nutrido de escritores hizo ayer lo propio en los pirulís de La Rambla de Barcelona.
Jordi Sarsanedas aseguró sentirse "muy contento con esta iniciativa porque contribuye a consolidar el recuerdo de un personaje a veces demasiado controvertido en la cultura catalana de este siglo". A lo largo de este año han sido frecuentes las críticas al Departamento de Cultura de la Generalitat por no poner tanto empeño en los festejos a este autor como ha hecho con otros precedentes, "por su ideología demasiado nacionalista para la Generalitat", a juicio de la hija del poeta, Sílvia Oliver.
Junto a Sarsanedas y Sam Abrams, se embadurnaron las manos Joan Triadú, Joaquim Carbó, Francesc Vallverdú, Carles Duarte, Manel Guerrero y Jaume Subirana, además del editor Isidor Cònsul. Por el camino se fueron añadiendo colegas de oficio, como Carles Torner y Vicenç Altaió, hasta que en el último pirulí, situado delante del Palau March (sede del Departamento de Cultura), bajaron a impregnarse de cola Francesc Parcerisas, director de la Institució de les Lletres Catalanes, y Vicenç Villatoro, director general de Promoció Cultural.
Además de los carteles, de los que el PEN catalán ha editado 1.500 ejemplares, los escritores también repartieron octavillas entre los paseantes.
