Teresa Álvarez narra la vida de las otras mujeres de Carlos V
"Si algo me enseñaron las cartas de la abuela es que la fortaleza resulta decisiva y que nunca es demasiado tarde para rectificar". Las palabras de Ana de Austria, última abadesa del Real Monasterio de Santa María de las Huelgas, definen el carácter de una mujer cuya existencia no fue nada fácil. A los seis años fue encerrada en un convento y condenada a ser monja para que no se descubriera quién era su padre. Ahora, casi cuatrocientos años después de su muerte, María Teresa Álvarez, autora de diversos documentales históricos para TVE, rescata su vida y la de su abuela, Bárbara Blomberg, en una novela, La pasión última de Carlos V, Bárbara Blomberg, la nostalgia de la amante (Martínez Roca). "Cada vez me interesa más la historia vista a través de las mujeres", aseguró ayer la autora poco antes de la presentación de la novela con la que debuta en la literatura histórica. Con esta obra, Álvarez ha tratado de recuperar la memoria de las mujeres que "no aparecen en la historia oficial de Carlos V, al que personalmente considero un político de talla, pese a todas las contradicciones que se dieron en su vida".
La pasión última de Carlos V coloca en primer plano la figura de una mujer, Bárbara Blomberg, que, además de "bella, fue una adelantada a su época", según Álvarez. La novela no contiene "importantes hallazgos históricos", pero es una reconstrucción lo más fiel posible de cómo debió ser la vida de ambas mujeres.
El director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, que presentó la obra, calificó la novela como una obra sobre los sentimientos y la pasión. De la Concha comparó la novela con las muñecas rusas que se abren "hasta llegar a la verdad o al misterio último". La autora, según el director de la Academia, muestra al hombre, que era el emperador de Occidente, como una persona apremiada de amores fugaces. "La pasión última de Carlos V muestra el diálogo callado de dos mujeres que fueron encarnaciones de la misma moneda".
