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200 policías japoneses registran la planta de uranio accidentada Las autoridades estudian retirar la licencia a la empresa JCO

La policía japonesa registró ayer el complejo de Tokaimura y las oficinas en Tokio de la empresa JCO, dueña de la planta, en busca de pruebas que expliquen el accidente nuclear más grave de la historia del país y que puedan ayudar a depurar responsabilidades. Doscientos agentes participaron en la operación. El primer ministro, Keizo Obuchi, visitó ayer la planta. Las autoridades estudian retirar la licencia a JCO.

El objetivo de la operación no era sólo hallar una explicación al accidente, ocurrido el pasado jueves y en el que resultaron irradiados unos 50 trabajadores y vecinos de Tokaimura. También buscaban pruebas de la posible negligencia de los responsables de JCO, la empresa que explota la planta de enriquecimiento de uranio, y determinar si sus trabajadores vulneraron las normas de seguridad. De hecho, las autoridades japonesas anunciaron ayer que prevén retirar a esta empresa la licencia para manejar combustible nuclear, según varias agencias de prensa japonesas. La decisión es consecuencia de la investigación que la Agencia de Ciencia y Tecnología, organismo gubernamental que supervisa las instalaciones nucleares, que reveló importantes lagunas en el plan de seguridad de JCO. Un portavoz del organismo, sin embargo, se negó a confirmar este extremo "hasta que finalicen las investigaciones".

El accidente del jueves se produjo cuando un grupo de trabajadores de la planta mezcló una cantidad excesiva de uranio -16 kilogramos, siete veces más del máximo-, lo que provocó una reacción nuclear en cadena. Un portavoz de JCO reconoció ayer que la empresa tenía desde hace años su propio manual de procedimientos para ahorrar tiempo en las operaciones.

Unas horas después del registro policial, un helicóptero llevaba a las mismas instalaciones, 140 kilómetros al noreste de Tokio, al primer ministro Keizo Obuchi y al nuevo responsable en materia nuclear, Hirofumi Nakasone. La visita tenía como objetivo tranquilizar a los 310.000 habitantes de la región que se vieron recluidos en sus casas tras el accidente, por lo que acabó con una comida compuesta por productos de la zona.

A pesar de la repercusión mundial que ha tenido el accidente de Tokaimura y de que el Gobierno japonés ha confirmado su intención de mantener el programa de energía nuclear, que proporciona el 33% de la electricidad del país, el movimiento antinuclear japonés no ha conseguido movilizarse. Todo lo contrario de lo que ha ocurrido en Corea del Sur, donde un pequeño escape de agua radiactiva de una central el pasado lunes provocó ayer una manifestación en Seúl convocada por 30 organizaciones.

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