El nuevo primer ministro ruso logra apoyo suficiente para ser ratificado en el Parlamento
Vladímir Putin, el flamante primer ministro en funciones, recibió ayer los primeros apoyos de dos organizaciones: Nuestra Casa es Rusia (NCR), que lidera el exjefe de Gobierno Víktor Chernomirdin, y el Partido Liberal Democrático (PLD). Las otras formaciones se muestran cautelosas, pero se abstienen de atacar a Putin, lo cual indica que tiene grandes posibilidades de ser aprobado ya en la primera votación parlamentaria, que será el próximo lunes por la tarde. Putin, mientras tanto, acomete una febril actividad para demostrar que el presidente, Borís Yeltsin, no se ha equivocado al encargarle encabezar el Gobierno.
El apoyo de NCR era esperado, ya que Putin dirigió en 1995 la campaña electoral de este partido en San Petersburgo y ha sido miembro de su Consejo Político durante varios años. Tampoco es sorpresivo que el PLD, que lidera el ultranacionalista Vladímir Zhirinovski, tenga intenciones de ratificar a Putin como primer ministro.En los últimos tiempos, Zhirinovski siempre ha apoyado al Kremlin, e incluso ha dicho que lo que Rusia necesita en estos momentos es una dictadura. Por ello, es normal que el PLD, a diferencia de otros partidos, no tema a Putin ni al posible escenario de la imposición del estado de emergencia y el aplazamiento indefinido de las elecciones presidenciales.
Putin se entrevistó ayer por la mañana con Yeltsin para discutir, además de la explosiva situación en el Cáucaso, la táctica que hay que seguir para la votación en la Duma del próximo lunes. Después habló por telefóno con Guennadi Selezniov, el presidente de la Duma Estatal (Parlamento), para fijar el calendario de las reuniones que antes del lunes mantendrá con los diversos grupos parlamentarios. Además de los apoyos oficiales ya recibidos, los Agrarios, un partido de izquierda cercano a los comunistas, han insinuado que están dispuestos a votar a favor de Putin.
En realidad, nadie duda de que Putin será ratificado, y la mayoría de los observadores piensa que se necesitará sólo una votación para ello. Los diputados no están dispuestos a permitir que Yeltsin los disuelva y llame a nuevas elecciones con el Parlamento cerrado.
Continuidad
El flamante primer ministro insistió ayer en que no hará "cambios globales" en el Gabinete, y dijo que quería que los llamados ministros de fuerza (Defensa, Interior, Seguridad, Espionaje y Situaciones de Emergencia) permanecieran en sus puestos. Sim embargo, según la Constitución, estos responsables se suborninan directamente al presidente, y es exclusiva prerrogativa suya el nombrarlos. El resto de los ministros los debe proponer Putin, pero debe contar con la aprobación de Yeltsin. Mientras tanto, el primer ministro saliente, Serguéi Stepashin, está siendo cortejado por diversas fuerzas políticas. Así, en San Petersburgo le han ofrecido que presente su candidatura a diputado como abanderado de la derechista Rusia Democrática, y el exprimer ministro Serguéi Kiriyenko opinó ayer que Stepashin podría encabezar una amplia coalición de centroderecha que también incluyera a Nuestra Casa es Rusia. Kiriyenko, que capitanea uno de los nuevos partidos de derecha, tiene previsto reunirse con Stepashin en los próximos días para estudiar con calma esta posibilidad.El exvicejefe de Gobierno, Borís Nemtsov, otro de los jóvenes reformistas y dirigente del partido Pravoie Delo (juego de palabras que puede traducirse como Causa Justa y, también, como La Causa de la Derecha), comparte la opinión de Kiriyenko. "Si Stepashin encabeza la coalición de derecha, entonces podremos obtener no menos del 15% de los votos en las legislativas", declaró.
Pero no sólo la derecha quiere ganarse a Stepashin, que en las últimas encuestas figura entre los políticos más populares de Rusia. El bloque formado por el partido del alcalde capitalino Yuri Luzhkov, Otéchestvo (Patria) y Toda Rusia, movimiento que agrupa a gobernadores y presidentes de las repúblicas que forman la Federación Rusa, le han ofrecido que vaya en su lista para las próximas elecciones parlamentarias de diciembre.
Gueorgui Boss, exministro de Impuestos y jefe de la campaña electoral de la coalición Otéchestvo-Toda Rusia, ha dicho que le pueden dar un puesto "digno" -el tercero o el cuarto- en la lista de la nueva alianza centrista. Si el exprimer ministro acepta, sería un duro golpe para el Kremlin, que ha desatado una auténtica guerra contra Luzhkov.
La caída de Stepashin hará recrudecer esta guerra, opina Serguéi Zvérev, que ocupaba hasta la semana pasada el puesto de vicejefe de la Administración presidencial. Zvérev se ha convertido en la última víctima del enfrentamiento del entorno de Yeltsin con la formación política Otéchestvo.
El presidente ruso ve como un rival muy peligroso a Luzhkov, de quien desconfía: no sólo sabe que no defenderá los intereses de su entorno si le sucede en el Kremlin, sino que incluso teme que no le garantice inmunidad si se pretende enjuiciarlo por su gestión, durante la cual se han amasado fabulosas fortunas.
Luzhkov ha dicho, en repetidas oportunidades, que hay que revisar la campaña de privatizaciones acometida bajo la dirección de Anatoli Chubáis, lo que significa que peligrarían los intereses de la mayoría de los oligarcas rusos.
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