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Mecheros explosivos

Los servicios de consumo de las comunidades autónomas han retirado del mercado en los últimos dos años más de dos millones de mecheros, de distintos modelos, por su riesgo de explosión. Incumplen la normativa de seguridad, como tener pérdidas de gas, no soportar caídas desde cierta altura o fallar en el regulador de la llama y, sobre todo, por no soportar ciertas temperaturas, especialmente altas en estos meses de calor. La Red de Alerta sobre estos productos se mantiene desde el verano de 1997.Hace un par de años, el Instituto Nacional de Consumo (INC), en "sobreaviso" por usuarios, ponía en marcha una investigación sobre este tipo de mecheros. El análisis minucioso de una treintena de ejemplares demostraba que, efectivamente, ciertos modelos incumplían las mínimas normas de seguridad establecidas en la Unión Europea. Según Carlos Arnáiz, director del laboratorio de ensayos del INC, pudieron comprobar que algunos, con caídas por encima del metro y medio y cuando se sobrepasaban los 55-60 grados de temperatura, explotaban y se hacían añicos. También se detectaron "escapes de gas". Inmediatamente, la Red de Alerta y los inspectores de Consumo se pusieron a buscar y retirar del mercado los mecheros que no cumplieran las normas de seguridad, la mayoría procedentes de China y Taiwan. Muchos de los retirados, según el INC, tienen formas "que pueden confundirse con juguetes", como teléfonos móviles, "y hacerlos atractivos para los niños". Además de los riesgos señalados, también se ha detectado que el regulador de la llama suele fallar, "lo que puede originar lesiones de quemaduras". Ninguno de ellos advierte de los riesgos de su uso, aunque es algo que incumplen también modelos "legales".

La mayoría de este tipo de encendedores se venden en mercadillos y circuitos comerciales paralelos, en ofertas de tres por 100-150 pesetas, aunque se pueden encontrar incluso en estancos. Fuentes del sector aseguran que cada año pueden venderse entre diez y doce millones de ejemplares.

El INC considera "muy difícil" acabar con la venta de estos productos, que "son muy complicados de detectar", y por tratarse de un mercado "muy atomizado, donde no existen facturas que nos permitan llegar a los importadores".

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