_
_
_
_
_

Peligrosa decepción de Europa del Este

La guerra de Kosovo deterioró aún más la maltrecha economía de los antiguos países socialistas

Fernando Gualdoni

ENVIADO ESPECIALUna década después de la caída del muro de Berlín, Europa del Este se enfrenta a uno de los peores baches desde que emprendió el camino de la democratización y el libre mercado: con algunos países progresando más que otros, con sectores con mejor rendimiento, con el continuo flujo de la inversión y aun con bajas tasas de inflación... En términos generales, la evolución económica a corto y medio plazo es negativa para la región.

Varios de los representantes de los países que asistieron al cuarto Foro Económico Mundial para Europa Central y del Este, celebrado entre el miércoles y el viernes en Salzburgo (Austria), recalcaron que "el futuro no es tan bueno como se esperaba". O en pocas palabras, expresadas por expertos del Instituto de Estudios Económicos Internacionales de Viena (WIIW, según sus siglas en alemán), "la brecha del progreso se ha ampliado entre el este y el oeste de Europa y Rusia está hoy más alienada de Occidente que la Unión Soviética de Gorbachov hace 10 años".

Más información
La inexistente locomotora rusa

El panorama, en cifras, justifica la preocupación y decepción de los europeos orientales por su futuro inmediato. Las últimas perspectivas del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) señalan que el PIB de Letonia y Macedonia se contrajo un 40% desde 1989, y el de Lituania y Bulgaria un 35% y un 34%, respectivamente. Para este año, para toda la región, el WIIW ha pronosticado una caída media del 2% del PIB. El porcentaje de caída para Europa del Este no incluye el impacto negativo de la guerra en Kosovo.

La influencia de Alemania no sólo como principal inversor, sino como padrino de los países de la zona ante la UE y EEUU, es tan grande que, si se echa un vistazo al indicador de transición del BERD, que evalúa los avances de las reformas en todos los campos de estos países, se observa que cuanto más lejos están geográfica y políticamente de Berlín, menor es el adelanto que han logrado en términos de democracia y economía de mercado.

Menos PIB, más diferencias

Al término de este año, Ucrania y Rumania habrán pasado ya tres años consecutivos de recesión económica; para Rusia y la República Checa será su segundo año, y para Bulgaria, Croacia y otros Estados balcánicos, el primero. Sólo 2 países de los 25 en transición, si se incluye a las exrepúblicas soviéticas de Asia central, Polonia y Eslovenia, han logrado rebasar su PIB de antes de la caída del muro. Nueve de los 12 países que antes componían la URSS han perdido más del 40% de su capacidad productiva en los últimos 10 años. Entre las 10 economías más importantes de Europa Central y del Este, sólo Ucrania finalizará 1999 con una tasa de paro de un dígito (5%), según la Organización Internacional del Trabajo, mientras que el resto se situará en un mínimo del 10%, para la República Checa y Hungría, y hasta un máximo del 20% y 17% para Croacia y Eslovaquia, respectivamente.

El malestar general de la región se profundiza aún más porque entre estos 10 países no sólo se han creado fuertes diferencias con Occidente en conjunto, sino también entre sí. Hungría escapó a la tendencia general, logró aumentar sus exportaciones en 1998 y mantuvo su producción industrial durante los primeros meses de 1999.

Las desgracias no acaban aquí. Los procesos inconclusos de reestructuración del sistema financiero, incapaces de responder con rapidez y eficacia al empeoramiento de la situación, provocaron un aumento de las propias deudas de las compañías.

La presidenta del banco central de Polonia, Hanna Gronkiewicz-Waltz, declaró durante el foro que en su país había 100bancos a principios de la década y que ahora quedan 71, incluyendo 22 que son extranjeros.

Tanto Gronkiewicz-Waltz como sus homólogos de la República Checa, Josef Tosovsky, y de Letonia, Einars Repse, coincidieron en que no dudarían un segundo en cerrar un banco si éste no se ajusta a los estándares de solvencia internacionales. No obstante, las reformas, según los expertos, han sido insuficientes y lentas.

La situación económica de los países de Europa del Este comenzó a deteriorarse durante 1998 y, aunque la crisis financiera internacional que comenzó en Asia y más tarde se trasladó a Rusia tuvo mucho que ver, los factores clave para la desaceleración del crecimiento de la región fueron en su mayoría de carácter interno, con lo que, junto a la desaceleración del propio crecimiento de la UE y la caída de la demanda de importaciones en Rusia, las perspectivas de la región para 1999 han empeorado sustancialmente.

La guerra de los Balcanes terminó de arruinar lo que la crisis de 1998 había empeorado. El conflicto cortó buena parte del comercio intrarregional, sobre todo para Bulgaria y Rumania, recortó los ingresos por el turismo y aumentó el riesgo de invertir en la zona. Por si fuera poco, los recursos comunitarios se dirigirán principalmente hacia Kosovo, Albania, Macedonia, Bosnia y Croacia, y también hacia Bulgaria y Rumania, por lo que el primer grupo de candidatos a adherirse a la UE, como Polonia, Hungría y la República Checa, verán mermados los recursos que obtienen de Bruselas.

De todos modos, muchos de los participantes en el foro prefirieron no pensar en la posibilidad de un retraso de la ampliación de la UE hacia el este, sino en pedir a Bruselas que establezca los criterios necesarios para ampliar la cantidad de candidatos a la Unión entre el 2003 y el 2005. Cinco países -la República Checa, Polonia, Hungría, Estonia y Eslovenia- han alcanzado un tercio de los criterios impuestos por la UE y las negociaciones para su adhesión están avanzadas. Otros, como es el caso de Rumania, Bulgaria y Eslovaquia, instan a la UE para que a finales de año también puedan empezar a negociar su entrada.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_