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Reportaje:

La cruz de la droga

Sacerdotes que atienden a toxicómanos reciben con escepticismo la propuesta de suministrar heroína a estos enfermos

¿Metadona o heroína? La Iglesia católica llama la atención de que éste no es el problema. Agustín Rodríguez Teso, de 36 años, coordinador de la Comisión de la Droga del arzobispado de Madrid, denuncia la falta de asistencia social, psicológica y sanitaria en la mayoría de los programas sustitutivos de droga.Aunque en el seno de la Iglesia todavía no se ha debatido si apoyarán o rechazarán el proyecto de dispensar heroína con fines terapéuticos a los drogadictos, cuatro sacerdotes que trabajan con toxicómanos consideran que el problema no es tal o cuál sustancia (si metadona o heroína), sino las alternativas de vida que se les ofrecen para integrarse en la sociedad.

A Rodríguez Teso le "da igual si se usa o no heroína con fines terapéuticos". "En principio no tengo objeción, aunque me da rabia que no se contemple la situación real del drogodependiente. En realidad, esta discusión sólo sirve para desviar la atención real del verdadero problema. Es sólo una jugada política".

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La idea fue lanzada el pasado lunes por Cristina Almeida, candidata del PSOEPDNI a la presidencia autonómica. El martes, Alberto Ruiz-Gallardón fue el primer mandatario regional del PP en apoyar esta propuesta, que es similar a la iniciativa que quiere poner en marcha la Junta de Andalucía, gobernada por el PSOE.

Almeida propuso suministrar heroína gratis, bajo supervisión médica y en centros de atención públicos, a determinados toxicómanos. Ruiz-Gallardón, sin poner objeción, se mostró conforme y anunció que apoyará dispensar heroína con carácter experimental una vez que el Ministerio de Sanidad autorice esta medida de reducción de daños causados por la adicción a la droga.

Las críticas

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Para los sacerdotes, el planteamiento de los partidos políticos es una cuestión electoral que deja de lado el fondo de la cuestión. "El problema es qué hacemos con los chavales, amén de las sustancias. El problema no es si la heroína es mejor o peor que la metadona. El problema es cómo se les inserta en un mundo en que no caben. Éste es el debate que debe tener la sociedad", señaló el coordinador de la Comisión de la Droga del arzobispado de Madrid.Una sociedad que sólo promociona la droga no tiene futuro. Si a los drogadictos solamente se les da esta opción es peligroso no sólo para ellos, sino para el resto de los jóvenes, porque la droga está al alcance de muchos. Es la opinión de Julio Yagüe, salesiano de 51 años, que trabaja con drogadictos en la barriada de Pan Bendito (Carabanchel) desde hace 14 años.

Se mostró también en contra de los "abrevaderos de metadona". Recuerda que la Iglesia siempre hace hincapié en el tema educativo. En muchos sitios, los chavales tienen la pastilla en la boca y después las venden, no hay control. No existe un seguimiento; entonces, el tratamiento con metadona apenas si sirve para algo. Esto es lo más fácil y se gasta menos que en poner educadores; pero si sólo se le da un sustitutivo de la droga, entonces no sirve.

Para Yagüe, lo más importante es darles una alternativa sana de vida. Que se les enseñe a vivir, que se les contenga, que no se les vea como a enemigos, que se les ofrezca trabajo, que su vida sea un poco más humana; para Yagüe no hay drogadicto feliz, aunque al principio de su adicción tenga sensaciones de placer.

Al conocer la propuesta de Cristina Almeida, un grupo de jóvenes que quieren salir de las garras de las drogas opina que los políticos, en vez de proponer programas sustitutivos de drogas, deberían ofrecer trabajo a los adictos, comentó Yagüe.

Cauteloso, Jaime Garralda, de 78 años, presidente de Horizontes Abiertos (14 casas que acogen presos de diversos lugares), considera que, antes de decidir si se debe dar o no heroína a los toxicómanos con fines terapéuticos, "se tendrá que hacer un estudio profundo para analizar qué es lo que estamos haciendo". "No tengo dificultad de que se le dé heroína al enfermo; tengo a muchas personas con metadona en nuestras casas", destaca.

Piensa también que en determinadas circunstancias, para reducir los dolores del cuerpo y del alma, ofrecerles heroína no puede ser un inconveniente. "La sociedad ofrece morfina a los enfermos en los hospitales. Por lo tanto, no veo razones para que se les prohíba a los drogadictos", reflexiona.

La utilización de la metadona, opiáceo sintético, en algunas zonas de la Comunidad de Madrid empezó en noviembre de 1985. En el Ayuntamiento de Madrid, aproximadamente, 10 años después.

El tratamiento con metadona se aplicó primero a 600 personas. Y, después de 13 años, el número de las plazas ha ascendido a 5.000 beneficiarios en la región.

José Luis Bernabé Segovia, de 38 años, otro sacerdote que trabaja en una asociación de apoyo a toxicómanos en Moratalaz, dice que el problema de los drogodependientes no puede reducirse a la administración de la metadona o heroína. De esta manera, en parte, se ofrecen respuestas para lo biológico y se deja de lado otros aspectos que son mucho más importantes. Como la drogodependencia es biopsicosocial (él prefiere llamarla "sociopsicobiológica"), se la debe abordar desde todos los aspectos biológicos, psíquicos, sociales, físicos...

Esto quiere decir, según Segovia, que el tratamiento de metadona que se ofrece actualmente es mucho más que darle una ración de cualquier sustancia. Reducir el problema de la drogodependencia es impresentable, porque es como si se quisiera minimizar la pobreza a dar una dosis de caridad. El problema no es de la sustancia; ésta solamente es una parte para ayudar a los toxicómanos. El problema es la falta de un trabajador social, de un psicólogo, de contención social: la salud es un conjunto de factores.

A Segovia le parece que antes de universalizar el suministro de heroína por asistencia médica se deben esperar los resultados en Suiza, donde se están realizando este tipo de prácticas con carácter experimental y con determinados perfiles de drogodependientes.

La Junta de Andalucía intenta desde hace meses poner en marcha un proyecto experimental de suministrar la heroína a los drogadictos, pero los dirigentes del PP en el Plan Nacional sobre Drogas rechazan esta posibilidad.

El plan está basado en el suministro controlado y experimental de heroína a drogodependientes que han fracasado en intentos previos de desintoxicación por otros métodos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha considerado positivo este tipo de experiencias, siempre y cuando se lleven a cabo con garantías científicas. La OMS basa su recomendación en una experiencia pionera que se desarrolla en Suiza y que considera "médicamente factible", aunque con algunas deficiencias técnicas. En el caso de Andalucía, según su Gobierno regional, se han resuelto estas carencias.

El Ministerio de Sanidad decidirá en las próximas semanas si el proyecto de la Junta de Andalucía puede seguir adelante. Cristina Almeida quiere ensayarlo en Madrid si consigue la presidencia de la Comunidad en las próximas elecciones.

Los programas de apoyo que prestan las administraciones públicas a los cientos de drogadictos que deambulan por la región fueron considerados insuficientes por Almeida. Ruiz-Gallardón se ha mostrado partidario de ofrecer heroína con carácter experimental, al considerar que "la expendición de droga no debe ser generalizada, porque los planes libres de drogas se han mostrado absolutamente caducos". Para los sacerdotes, el uso o no de la heroína con fines terapéuticos es un tema poco debatido y estudiado en Madrid. El coordinador de la Comisión de Drogas del arzobispado de Madrid, Rodríguez Teso, dice que mucha gente se negaría al uso de esta sustancia por el mero hecho de ser heroína. Incluso hay varias personas que todavía son reticentes al tratamiento con metadona.

11.000 enfermos

En la Comunidad de Madrid se calcula que existen alrededor de 11.000 personas que padecen la adicción a las drogas, según el último censo realizado por la diócesis de la Comunidad de Madrid, indicó Rodríguez Teso.El toque de atención de la Iglesia no sólo alcanza a los políticos -por desviar del verdadero problema y utilizarlo como jugada política-, sino también a la sociedad en particular.

Los sacerdotes se quejan porque las medidas que se aplican para combatir la drogadicción sean sólo beneficiosas para la sociedad. "Ahora se habla de que bajaron los índices de delitos en la ciudad. Esto no sólo sucede porque se puso en marcha el plan Policía 2000, creo también que se da porque hay menos robos con intimidación, con atracos en tiendas de los drogadictos", manifiestan.

Ellos piensan que una mejor seguridad ciudadana se ha conseguido también debido a que varios chavales que son adictos a las drogas ahora están en tratamiento con metadona. Sin embargo, para Rodríguez Teso, este tratamiento en muchos casos no mejora las condiciones de vida de los drogodependientes.

¿Metadona o heroína? Los sacerdotes ni apoyan ni rechazan el suministro de esta última sustancia bajo supervisión médica y a determinados drogadictos. Todos coinciden en afirmar que es prematuro hablar del suministro de heroína a los drogadictos, aunque la iniciativa sea de carácter experimental. Para ellos se trata de una propuesta que no está lo suficientemente contrastada en los lugares en donde se está aplicando. Y, sobre todo, que deja de lado la cuestión de fondo: una integración "efectiva" de los adictos a las drogas a la sociedad.

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