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Seis autores exponen su visión de los últimos seis finales de siglo

El libro ha sido dirigido por el hispanista Raymond Carr

La etiqueta fin de siglo es un invento del XIX. Pero también ha servido de hilo narrativo para que seis autores, Juan Pablo Fusi, Jon Juaristi, Julio Valdeón, Carmen Iglesias, Felipe Fernández-Armesto y Henry Kamen, bajo la dirección de Raymond Carr, recorran seis finales de siglo: desde el eufórico y algo mesiánico siglo XV hasta el XX, en el que España ha encontrado su identidad y su lugar en el mundo.

"Los medios de comunicación han desplazado el papel que tuvieron los intelectuales a finales del siglo XIX. Hoy, el establishment cultural es la prensa, el triunfo de lo efímero y de los falsos prestigios que se crean", manifestó ayer Juan Pablo Fusi en la presentación de Visiones de fin de siglo (Taurus).Para Fusi, a quien le corresponde analizar las circunstancias políticas, culturales y económicas de finales del XX, España se ha reconciliado con su identidad. "La España de hoy parece instalada en cierto optimismo sobre sí misma, es relativamente próspera, y con la entrada en la UE ha conseguido su ubicación en el mundo contemporáneo". La sociedad española comparte los mismos problemas que otras, según Fusi: los ecológicos, el paro, drogas, y los derivados de la tercera edad y las grandes ciudades.

Sin embargo, frente a estas conquistas, Fusi, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid, lamentó dos hechos: el problema de la organización territorial ("especialmente el nacimiento de comportamientos internos que se dirigen hacia formas neofascistas, como el abertzalismo vasco"); y cierta pérdida de la moral colectiva, la pérdida de la moral tradicional, que no ha sido sustituida por otra laica que establezca el orden moral en una democracia.

Para Jon Juaristi, catedrático de Filología Española en la Universidad del País Vasco, el fin del XIX es atribulado y pesimista. Juaristi parte de dos ideas: el síndrome de la decadencia, de la agonía, que no es exclusivo de España. "Es el complejo de inferioridad de las razas latinas a partir de la derrota de los franceses. Es el desánimo de los pueblos latinos, que no tienen nada que hacer frente a los germanos y anglosajones". Y otra idea basada en que la sociedad se ve como un organismo enfermo. A juicio de Juaristi, el contraste de este siglo es la sensación de la decadencia frente al impulso reformador y regeneracionista, cuyo proyecto se cumple en el siglo XX.

Julio Valdeón, catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Valladolid, comienza el libro con el siglo XV. Este siglo fue próspero sobre todo para la mayoría cristiana; se caracteriza por la creación de la unidad de España y la consolidación del Estado moderno, a costa de la amargura de los judíos y árabes, según Valdeón. El final del siglo XVI, analizado por Kamen, es el ocaso del siglo dorado, y la toma de conciencia de declive se produce en el XVII, que ha sido visto por Fernández-Armesto.

Cualquier tiempo pasado fue peor, concluyó Carmen Iglesias, miembro de la Academia de Historia, que analiza el siglo XVII.

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