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España está infrarrepresentada en el organigrama del Banco Central Europeo

Ocupa la mitad de los puestos que le corresponden, ausente de los departamentos decisivos

Xavier Vidal-Folch

, España está dramáticamente infrarrepresentada en el organigrama del Banco Central Europeo (BCE). Los españoles apenas ocupan la mitad de los puestos que les corresponden. Y a nivel de altos cargos están prácticamente ausentes de los departamentos técnicos decisivos. Holandeses y belgas les han superado ampliamente. La descoordinación entre el Banco de España y el Ministerio de Economía, y la escasez de incentivos son algunas razones del abandono de una política de personal en este organismo crucial, que decidirá la política monetaria única desde el próximo primero de enero.

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El escaso celo español en obtener una buena presencia en los organismos internacionales y comunitarios es endémico y antiguo. Pero nunca fue tan diminuto ni de consecuencias tan graves como en el caso del BCE, porque a partir de la próxima semana el Banco de España -como sus homólogos de los otros 10 países integrados en la zona euro- dejará de tener vida propia en la formulación de la política monetaria -aunque conserve otras importantes competencias como la de la inspección bancaria- convirtiéndose en poco más que una sucursal de Francfort. De manera que la toma en consideración de las sensibilidades e intereses de cada país dependerá, sobre todo, del factor humano.Como se trata de un organismo comunitario, supranacional, en teoría habría que evitar hablar de cuotas nacionales. En la práctica no es así. Todos los Estados miembros tratan de aportar sus mejores profesionales y copar los puestos más decisivos. Un ejemplo es el de Italia, inicialmente muy mal representada porque apenas lo estaba en el antecesor del BCE, el Instituto Monetario Europeo (IME), y que, sin embrago, ha reenderezado bastante su precaria situación.

Cuotas y plantilla

El baremo para enjuiciar la presencia de nacionales originarios de cada Estado miembro en la plantilla es la cuota que éste ostenta en el capital del BCE: un porcentaje de funcionarios similar al de la cuota, aunque no sea necesariamente idéntico, debería ser el criterio de equilibrio. Pero ofrecer datos exactos es imposible, porque Francfort los guarda en estricto secreto y bajo llave. Sin embargo, es posible operar con una aproximación bastante indicativa y fiable, con datos recogidos por este diario en fuentes comunitarias oficiosas.Así, por ejemplo, de los 570 funcionarios contratados (de ellos, 200 han sido reclutados este mismo año), los españoles sólo ascienden -en este caso la cifra es exacta- a 27. España aporta el 8,83% del capital, por lo que una presencia correcta de españoles sería de aproximadamente 50, casi el doble de la real.

Otros países lo han hecho mucho mejor. Con cifras sólo aproximativas, los alemanes ocupan 120 puestos, frente a los 139 que les corresponderían, porque su país ostenta la máxima cuota de capital, el 24,4%. Es algo menos del punto de equilibrio, pero bien compensado en el lado cualitativo por su abrumadora presencia entre los altos cargos de los departamentos decisivos.

Y, sobre todo, hay casos de sobrerrepresentación muy notoria. Así ocurre con los belgas, que aportan un número indeterminado entre 25 y 35, en todo caso muy superior a los 16 que les corresponderían por su pequeña participación en el capital, del 2,88%. También los holandeses, entre 25 y 30, cubren sobradamente su tope teórico de 23 puestos.

Pero además del desastre global, España exhibe una muy discutible presencia entre los cargos directivos. De los 57 directores generales, subdirectores generales y directores de división, sólo tres son españoles. Igual de malo o "a largo plazo todavía peor", según expertos financieros consultados: en los equipos bajo la cúpula que constituyen la cantera del futuro, los economistas de base españoles no llegan a la media docena.

De manera que de los 27 españoles, bastante menos de la mitad desempeña puestos de mando o realmente operativos. El resto realiza funciones de secretaría, informática o servicios auxiliares.

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