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Tomatazos en el Parlamento mexicano tras asumir el Estado la deuda bancaria

Juan Jesús Aznárez

La alianza parlamentaria que la noche del sábado aprobó el nacimiento del nuevo organismo que asumirá las deudas contraídas en 1995 por el oficial Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), 65.000 millones de dólares (10 billones de pesetas), para salvar a México de la bancarrota, dividió a la oposición y encajó una cerrada lluvia de huevos y harina, tomates podridos y airadas imputaciones de traición a la patria.

Hecha una furia, la diputada del opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD) Dolores Padierna, secretaria de la Comisión de Hacienda de la Cámara del Congreso, increpó desde su escaño al conservador Partido de Acción Nacional (PAN), que rompió su coalición opositora con el PRD para sumarse al gubernamental Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la solución dada al mayor lastre nacional de los últimos tiempos, escandaloso por cuanto hubo banqueros y hombres de negocios cercanos al Gobierno que se enriquecieron devengando fraudulentamente las ayudas del fondo que evitó que la sucesión de préstamos impagados y quiebras empresariales derivados de la devaluación de finales de 1994 condujesen al país al caos. "¿Cuánto vale su traición? ¿Cuánto cuesta avalar el mayor atraco a la nación en toda su historia? ¿Cuánto vale el PRI, el PAN y el Gobierno juntos?", preguntó Padierna. Lanzó un puñado de monedas en el hemiciclo y espetó: "Espero que con esto les alcance".Teóricamente, los 65.000 millones de dólares (casi 10 billones de pesetas) no se convierten en deuda pública, esto es, en endosables al contribuyente mediante una subida de impuestos, tal como proponía el Ejecutivo de Ernesto Zedillo, sino que pasan al Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB). El Gobierno pedirá cada año al Congreso la aprobación de un partida del presupuesto para financiar los pagos y obligaciones asumidas por ese instituto.

"¡Se consumó el atraco! ¡Ha sido el fraude del siglo!", gritaron los legisladores del PRD, segunda fuerza en el parlamento, los del Partido del Trabajo (PT) y del Partido Verde Ecologista (PVE) cuando, por 325 votos a favor y 159 en contra, quedó aprobada una fórmula aplaudida por la secretaria de Hacienda como idónea para transmitir confianza a inversores y depositantes, y consolidar un marco normativo capaz de mantener la viabilidad del frágil sistema financiero mexicano, aun descapitalizado pese a la millonada desembolsada hace cinco años.

Huevos y hortalizas

Después de nueve meses de debate, la sesión de la bronca estableció que desaparece el Fobaproa, que aquellos banqueros, funcionarios o empresarios encontrados culpables por las auditorias en curso deberán responder ante los juzgados, y devolver lo recibido ilegalmente. Aprobó también que los inversores extranjeros interesados puedan controlar hasta el 100% de un banco nacional.Los diputados contrarios al pacto sobre el Fobaproa, y el grupo de mexicanos que irrumpió en la sala de sesiones con abundante provisión de huevos, frutas, hortalizas, grano molido e improperios de grueso calibre, no valoraron tanto las razones de Estado o macroeconómicas esgrimidas por la alianza PRI y PAN, consideradas imprescindibles para transmitir confianza y facilitar la entrada de las nuevas inversiones extranjeras en la banca, como el hecho de que la resolución aprobada traspasa las deudas de la banca a la sociedad y legaliza la controvertidas operación de salvamento de 1995.

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La intervención de la policía del cuerpo de granaderos, la violencia demostrada en el recinto parlamentario por un centenar de barzonistas, agrupación que reúne a millones de mexicanos agobiados por los deudas bancarias, ilustra sobre la envergadura de un problema cuya discusión envenena la proximidad de las elecciones presidenciales del 2000. "¡Abran la puerta, el edificio es nuestro!, gritaron varios cientos de manifestantes durante el sitio del Congreso. De nada sirvieron las llamadas al orden y la amenaza de hacer uso de la fuerza pública para desalojarles. Un grupo entró en el edificio a la fuerza. "¡No nos van a sacar de aquí! ¡Nos están partiendo la madre con lo del Fobaproa, no nos importa que nos la partan los granaderos!". "Les trajimos a los del PAN y PRI unos huevos, que es lo que les falta", gritaban.

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