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LA SITUACIÓN EN EUSKADI

Los actos de violencia callejera se han cuadruplicado en el País Vasco desde las elecciones autonómicas

Los casos de violencia callejera en el País Vasco se han multiplicado por cuatro en las últimas seis semanas con respecto al drástico descenso que experimentaron tras la tregua de ETA y durante la campaña electoral vasca. Si desde que la banda terrorista anunció el alto el fuego el 16 de septiembre hasta finales de octubre hubo sólo nueve actos vandálicos vinculados al entorno de HB y ETA, en noviembre se produjeron 26 y otros 10 en la primera quincena de diciembre. Además, los objetivos de los ataques han cambiado, según fuentes del Departamento vasco de Interior.

Los radicales han abandonado por completo objetivos anteriores de sus ataques como batzokis -sedes del PNV-, ertzainas, entidades financieras o de ahorro locales y empresas públicas vascas como los trenes de cercanías. Con respecto a los dos años anteriores, la disminución en el número de incidentes es patente: según cifras del Departamento vasco de Interior, ceñidas a los períodos entre el 16 de septiembre y el 9 de diciembre de cada año, en 1996 se produjeron 241 actos vandálicos, frente a 138 en 1997 y sólo 19 "significativos" en 1998, mediando ya la tregua de ETA.El repliegue de los grupos que protagonizan estas actuaciones fue efectivamente patente en setiembre y octubre: tres y seis ataques respectivamente. Entre los más significativos, el incendio de una sede socialista, el ataque con cohetes pirotécnicos a dos guardias civiles que no resultaron alcanzados y un cóctel mólotov contra una sucursal del BBV. ETA acababa de anunciar su tregua y EH se enfrascaba en la campaña electoral.

Sin embargo, celebrados los comicios autonómicos, las actuaciones de los radicales empezaron a incrementarse: acoso a miembros del Partido Popular, más intentos de incendio de sedes socialistas y apeaderos de Renfe, artefacto contra un repetidor de Radio Nacional, daños a entidades bancarias y furgonetas de Correos y ataques con fuego a los domicilios de un militar y un guardia civil de Pamplona. En el último caso, dos personas requirieron hospitalización.

Fuentes de la consejería de Interior señalan, además, que la observación de los actos más recientes permite concluir que hay un cambio claro en los objetivos del hostigamiento.

Han abandonado los estrictamente vascos -batzokis, Ertzaintza, cajas de ahorro- para centrarse en personas y bienes, inmuebles o vehículos, de las Fuerzas de Seguridad del Estado, de los dos grandes partidos no nacionalistas, Partido Popular y Partido Socialista de Euskadi, y de entidades bancarias y empresas públicas de ámbito estatal.

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