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Grecia reclama joyas de su pasado

Las autoridades helenas piden a Carlos de Inglaterra la devolución de piezas usurpadas del Partenón

"Parece que yo hubiese traído el mal tiempo", decía Carlos de Inglaterra acerca de las lluvias torrenciales que sufre Grecia estos días y que le acompañan desde que llegara a Atenas el domingo. En su primera visita oficial de tres días a Grecia con motivo de la celebración del Festival de Grecia y Gran Bretaña, el príncipe británico se reunió con el presidente de la democracia griega, Costís Stefanopoulos, y saludó al primer ministro, el socialista Costas Simitis, y a diversas personalidades del mundo de la política y la cultura helenas durante un concierto celebrado la misma noche de su llegada.Que el príncipe de Gales visitara el Ayuntamiento de Atenas y recibiese la medalla de honor de manos del alcalde ateniense, el conservador Dimitris Abramópoulos, también estaba en el programa, pero lo que, sin duda, no tenía tan claro la embajada británica era en qué momento de la visita saldría a relucir el tema de la devolución de los frisos del Partenón que se exhiben en una inmensa sala del Museo Británico de Londres.

La esperada bomba no tardó en caer y el propio alcalde se encargó de ello. A través de la clásica fórmula de dar una de cal y otra de arena, tras entregar al príncipe la medalla prevista y agasajarlo con todos los honores, Dimitris Abramópoulos sorprendió a los presentes con un discurso que no dejaba lugar a dudas: Grecia quiere la devolución de estas piezas, verdadera joya de la cultura helena. Con un perfecto humor inglés, el príncipe Carlos salió del apuro comentando de nuevo el mal tiempo que hace en Atenas.

A pesar de que el viaje oficial del príncipe de Gales a Grecia finaliza hoy, la nueva campaña griega de recuperación de las 17 figuras y la parte del friso del Partenón, en manos de los británicos desde el siglo pasado, se intensifica. El año 2004, fecha en que Grecia volverá a organizar los Juegos Olímpicos, está en el punto de mira de todo el país como margen para que los mármoles, únicos en su estilo, regresen a su lugar de procedencia.

El viaje a Londres lo iniciaron en 1802 cuando lord Elgin, embajador británico en Constantinopla, hizo extraer del Partenón de Atenas las esculturas del siglo V antes de Cristo que lo adornaban, junto con el friso. Una parte importante se rompió en el expolio (son las piezas que restauradas hoy se conservan en el Museo de la Acrópolis) y el resto fue embarcado a Inglaterra y donado al Museo Británico, donde todavía se encuentra.

Desde entonces, todos los intentos de los griegos por recuperar los mármoles han fracasado frente al argumento británico de que esta devolución daría paso a otras, y de que en Grecia los mármoles no estarían tan bien conservados. Sin embargo, al principio de los años ochenta, la actriz y ministra de Cultura socialista Melina Mercuri popularizó la campaña de recuperación, y consiguió la promesa de Neil Kinnock, entonces líder del Partido Laborista británico, de que él devolvería los mármoles.

Cuando el Partido Laborista subió al poder en mayo de 1997 con Tony Blair como líder, el ministro de Cultura griego, Evángelos Venizelos, le recordó la promesa que hizo su predecesor. La respuesta británica fue concisa y contundente: los mármoles se quedarán en el Museo Británico.

Mientras tanto, y a pesar de la postura oficial, la opinión pública británica ya se había familiarizado con el tema y se mostraba partidaria de la devolución. Al mismo tiempo, personalidades del mundo de la cultura de aquel país, como Vanessa Redgrave, Emma Thompson o Sean Connery, se han declarado a favor de que las figuras sean devueltas a Grecia.

El reciente descubrimiento de que los conservadores del Museo Británico habían destrozado la pátina que cubría los mármoles cambiando su color original, un hecho que fue dado a conocer un historiador inglés en mayo pasado, dio pie a que Grecia volviese a reclamar las esculturas y el friso, argumentando que, sin duda, los mármoles estarán mejor en el museo que se está construyendo para ellos en Atenas. Esta vez, los griegos han anunciado que no van a cejar en su intento y han dado al príncipe de Gales, que se ha declarado defensor de la arquitectura clásica, el honor de hacer de mensajero.

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