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La Junta admite un error en el concurso para el casino de Sevilla

Los responsables de Juego de la Junta han admitido que cometieron un error en una de las bases del concurso para la adjudicación del casino de Sevilla, otorgado a la sociedad Gran Casino Aljarafe. El fallo está en la base 3.3-H, donde se dice que las ofertas debían presentar "proyecto [arquitectónico] básico y de ejecución" del edificio del casino. La Dirección General de Juego afirma que esa y debía haber sido una o. Esta aparente nimiedad gramatical sustenta los recursos contra la adjudicación que elaboran el Ayuntamiento de Camas y la empresa de juego London Club, que estiman que Tomares incumplió el deber de presentar el proyecto de ejecución.

La y de marras aparecía en las bases del concurso convocado en junio de 1997 y se mantenía tal cual, sin corregir, en el documento de propuesta de adjudicación de casino elevada el 28 de julio de 1998 a la consejera de Gobernación, Carmen Hermosín. Esa base sirvió para quitar del cartel las ofertas para instalar el casino en Benacazón; una de las dos para montarlo en el Hotel Príncipe de Asturias de Sevilla capital y la del hotel Al-Andalus, también de Sevilla. De hecho, el único "aspecto negativo" que tenía la oferta presentada por la empresa que finalmente se llevó el casino fue "el deficiente proyecto básico y de ejecución presentado". Las cuatro ofertas que finalmente fueron consideradas como "merecedoras de la adjudicación" tuvieron como común denominador la presentación "algo deficiente" de los proyectos de obra, en el caso de los de Camas y San Juan de Aznalfarache, y "deficiente", sin más, en el de Camas y Tomares. Pese a todo, la Junta resta importancia al error y/o, entre otros motivos porque en la propia convocatoria del concurso se reservaba la potestad de "interpretar" las bases. Desviación de poder Camas se ha agarrado al incumplimiento de esta base por parte de la adjudicataria para presentar dos recursos, uno del Ayuntamiento de la localidad y otro de la empresa británica London Club, promotora del casino. Fuentes de ambos aseguran que Tomares no debería haberse llevado el concurso porque incumplió el deber de presentar un proyecto de ejecución [el que permite a cualquier arquitecto hacer la obra de cabo a rabo, sin necesidad de que sea el autor del diseño] y porque presentó un "muy deficiente" proyecto básico [el esbozo a grandes líneas de lo que se pretende edificar]. "Son dos cosas tan diferentes que no pueden ser alternativas, por eso lo del error es una gilipollez. Ojalá me digan eso en la contestación al recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, porque habremos ganado el pleito", aclaran fuentes de los recurrentes. El recurso de London Club, que está previsto que se presente esta misma semana -con petición incluida de paralizar la adjudicación-, añade al incumplimiento de la antedicha base una presunta "desviación de poder" en la adjudicación, o lo que es lo mismo, la utilización de un acto administrativo -como es la adjudicación del casino- para otra finalidad distinta de la prevista en el concurso, en este caso, la inversión de 500 millones de pesetas para "corregir desequilibrios sociales, económicos o de infraestructuras" en Andalucía "mediante el desarrollo de proyectos de interés social".

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