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El 43% de los aviones sufre retrasos en Barajas durante la primera jornada del puente del Pilar

La puntualidad en Barajas no termina de despegar. El aeropuerto, en el segundo día de pruebas de su nuevo espacio aéreo, tuvo un 43% de vuelos con retraso. Aunque este resultado implicó un descenso de tres puntos en las demoras, el tiempo de espera medio de los pasajeros se incrementó: si el jueves los usuarios del aeródromo tuvieron que aguardar la llegada de sus respectivos aviones una media de 21 minutos, el viernes las demoras aumentaron a 22 minutos. Por otra parte, un Airbus de Iberia efectuó por la mañana un aterrizaje de emergencia tras un fallo en su sistema de presurización.

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De los 596 vuelos programados hasta las ocho y media de la tarde de ayer, 340 salieron a su hora, mientras que el resto partió con demoras. A primera hora de la mañana, el tráfico aéreo en Barajas registró sus mejores marcas: el tiempo de espera medio era de sólo 15 minutos y el 71% de los aviones operaban según el horario previsto. Pero a medida que avanzaba el día, los índices de puntualidad comenzaron a descender (66%), aunque mantenían las distancias con los de la jornada anterior (59%). El tiempo de espera medio subió hasta los 17 minutos.A las seis de la tarde, el porcentaje de puntualidad era ya sólo del 59% - el jueves fue del 55%-, mientras que los minutos medios de retraso ascendían a 21. A las 20.30, la puntualidad bajó hasta el 57% y el tiempo medio de los retrasos se incrementó hasta los 22 minutos. Estas demoras fueron consideradas "normales" por las autoridades aeroportuarias, teniendo en cuenta que el día de ayer coincidía con el puente del Pilar.

Por su parte, Iberia insistió ayer en la existencia, por segundo día consecutivo, de una huelga de celo encubierta convocada por el sindicato de pilotos (Sepla). Sin embargo, siempre según fuentes de esta compañía, el plantón de los aviadores fracasó.

Sala de firmas

Los responsables de las aerolíneas afirman que representantes sindicales del Sepla se concentraron de nuevo en la sala de firmas del aeropuerto (lugar donde los pilotos recogen obligatoriamente toda la documentación del avión antes despegar) para convencer al colectivo de la necesidad de realizar paros para presionar a la compañía en la firma del próximo convenio colectivo. La mayoría de los pilotos rehusó seguir los paros, según Iberia.La compañía apunta, para demostrar la veracidad de sus afirmaciones, que a la una de la tarde, el 60% de sus aviones partían a su hora, frente al 69% de las aerolíneas de la competencia, lo que suponía nueve puntos de diferencia. A las cinco de la tarde, cuando la huelga se desinflaba, las distancias en los índices de puntualidad eran de sólo dos puntos. Los pilotos llevan varios días rechazando las denuncias de Iberia y afirman, tajantes, que la compañía quiere culparles de los problemas del aeropuerto de Barajas.

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La normalidad de Barajas sólo fue rota por el aterrizaje forzoso de un avión de Iberia a las 10.45. Los pasajeros de un Airbus 320, que se dirigía a Francfort, sufrieron una inusual y desagradable experiencia. A los 20 minutos de despegar del aeródromo madrileño (9.45), y sin previo aviso, las mascarillas de oxígeno, situadas encima de los asientos del pasaje, se descolgaron ante sus rostros. Fue entonces cuando el comandante de la aeronave anunció a los 108 viajeros que, por una avería en la presurización de la cabina, se veían obligados a dar la vuelta y aterrizar en Barajas. Uno de los pasajeros del vuelo a Francfort aseguró que en el momento de caer las mascarillas todo el pasaje se estremeció y que apareció una azafata, "vestida de buzo del siglo XIX", que les explicó cómo debían ponerse las mascarillas. "Estuvimos ocho minutos con el oxígeno puesto. No se oía una mosca. El miedo se apoderó de todos nosotros. Es una experiencia muy dura", reconoció.

El aparato tomó tierra a las 10.45 sin mayores problemas. Los viajeros tuvieron que esperar hora y media hasta que embarcaron en otro avión.

Iberia informó ayer que el aparato estaba siendo inspeccionado, pero que, a primera vista, no parecía que la avería estuviera relacionada con la presurización de la aeronave y que podría deberse a un problema con el mecanismo que activa las mascarillas de oxígeno.

10.000 metros

Ante averías como la sufrida por el Airbus 320 de la compañía Iberia, el piloto debe reducir altura y aterrizar en el menor tiempo posible. "Aviones como el Air Bus alcanzan alturas de hasta 10.000 metros. De ahí que los aparatos dispongan de almacenes de aire comprimido para que la tripulación y el pasaje pueda respirar en caso de emergencia. Por eso, ante cualquier duda de que este mecanismo no funcione, el piloto no puede arriesgarse y ha de aterrizar", según Iberia.

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