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El socialista Majko sustituirá a Fatos Nano al frente del Gobierno albanés

El enemigo principal del ex presidente albanés Sali Berisha, el socialista Fatos Nano, ya no es primer ministro. Perdió el pulso con el jefe de las fuerzas conservadoras, que ayer anunció manifestaciones callejeras. Su sucesor al frente del Gobierno de coalición será otro socialista, Pandeli Majko, un protegido de Nano; un hombre cuya principal misión será mantener la cohesión entre los cinco partidos que apoyan al Ejecutivo y buscar una salida al problema de Berisha y a su falta de respeto a las urnas.

La plana mayor de los socialistas eligió al que se convertirá automáticamente en sucesor de Fatos Nano tanto en la secretaría general del partido como en el puesto de primer ministro: Majko, de 30 años, será el primer ministro más joven de la historia de Albania. Estrecho colaborador de Nano, tuvo una destacada participación en las manifestaciones callejeras que en 1990 pusieron fin a 45 años de régimen comunista.Sali Berisha, el responsable de la crisis de Gobierno, mantiene la presión de la calle, pero también ha anunciado su disponibilidad a cooperar con el nuevo Gobierno. Su batalla contra Nano era, sobre todo, una cuestión personal. Sin inmunidad parlamentaria, sobre Berisha pende una espada de Damocles: que los tribunales le consideren culpable de intento de golpe de Estado y lo encarcelen. Ése será, a juicio de los analistas, el primer problema del futuro primer ministro.

Degollados en Kosovo

El segundo es Kosovo. Pese al anuncio serbio de fin de las hostilidades, la situación es tensa. Un reportero de la agencia Reuters fue testigo ayer de una nueva matanza. En la localidad de Gornji Obrinje, pudo ver al menos a 10 de las 16 personas asesinadas. Mujeres, niños y ancianos. Algunos tenían las gargantas cortadas. Todos parecen víctimas de una barbarie premeditada. En esa zona, hace unos días actuó la policía especial serbia. Son pruebas de los métodos de las fuerzas de seguridad serbias.Varios vecinos de las localidades próximas cavaban tumbas para albergar los cuerpos. Nueve de los muertos pertenecen a la misma familia, los Delija. Los testigos dicen que la policía serbia rodeó Gornje Obrinje. Ordenó salir de sus casas a sus habitantes y los separó en dos grupos. A unos los liquidó. Los otros, los más afortunados, perdieron para siempre sus hogares, porque fueron dinamitados.

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