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Tribuna
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UN INSTANTE DE FELICIDAD Cada cosa en su lugar

Da lo mismo que sea a primera hora y aún en la cama, o en la autopista, con el paisaje sonando a toda velocidad -anotación imprevista del pentagrama moderno. La música producirá iguales efectos aunque las circunstancias sean diferentes. Cada nota tiene su tarea que cumplir: desde los primeros compases, Felicidad observa con experiencia, mas con renovado asombro, cómo empiezan los desplazamientos internos. El dolor, la ambición, la debilidad, el miedo, la ternura, el deseo, todas y cada una de las muescas del corazón humano van ocupando su lugar. El viaje procura a veces algunos desgarros: deslindar, por ejemplo, la ternura del miedo no es siempre sencillo, aunque convenga hacerlo. Ninguno de los cuatro movimientos de la sonata devuelve estrictamente la salud. Nada hostil ni enfermo desaparece por dentro. Está lo que estaba y con ello habrá que seguir. Pero esta música ordena el mundo hecho pedazos, asigna espacios, restablece la claridad. Su ingeniería sentimental construye puentes humildes por donde pasan los días, a salvo del caos.

Sonata No. 2 en D mayor, BWV 1028, de Bach. Leonard Rose, violonchelo. Glenn Gould, piano. Sony Classical.

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