_
_
_
_
_

Marcos reprocha a dirigentes del PSE que no estuviesen a la altura en el "caso Osakidetza"

El ex vicesecretario general del PSE-EE, José Luis Marcos Merino, dijo ayer que en todo el proceso de "linchamiento" y "tortura psicológica" que para él ha supuesto el caso Osakidetza las bases del PSE "han estado más a la altura de las circunstancias que algunos de los dirigentes" de su partido. Marcos, quien guardaba silencio desde que se hizo pública el pasado día 9 la sentencia que condenó a la cúpula socialista de Osakidetza por el fraude en las oposiciones de 1990, arremetió contra la prensa y el juez instructor del caso.

José Luis Marcos Merino, actual secretario de Industria y Empleo de la dirección de los socialistas vascos, convocó ayer una conferencia de prensa para leer la cartilla a los periodistas y al juez instructor. En una mano blandía su absolución y con la otra cargaba de munición su discurso. Merino, quien leyó atropelladamente, y sin estar arropado por ningún dirigente del PSE, un texto que traía preparado, adoptó un tono victimista. Desde esa atalaya, arremetió contra los medios de comunicación y, sobre todo, contra el juez instructor, Gregorio Álvarez, de que dijo que realizó una "instrucción perversa" y actuó como un "gran inquisidor". Al juez, a quien no citó por su nombre, le reprochó querer ser famoso en lugar de impartir justicia con equidad y de aplicar "la presunción de culpabilidad" en vez de la de inocencia. El dirigente socialista dimitió en septiembre de 1994 al ser imputado por el juez en el escándalo de las oposiciones, aunque volvió a ser la mano derecha del entonces secretario general del PSE, Ramón Jáuregui, en enero de 1995. Ese mes, el Tribunal Supremo devolvió al causa al juzgado de Vitoria la entender que no había indicios de delito para actuar contra Marcos Merino. Sin embargo, la figura política del dirigente socialista comenzó a languidecer y muchos de sus antaño compañeros de partido le hicieron el vacío. De hecho, el nuevo eje de poder Vizcaya-Guipúzcoa ha prescindido prácticamente de sus servicios al frente del partido. Tal vez por eso, Marcos Merino cargó las tintas contra parte de la dirección del PSE, a la que acusó de no estar a la altura del ataque que a su juicio se produjo contra su persona y contra el PSE en plena precampaña de las autonómicas de 1994. Evitó dar nombres, pero dijo "que ya sabrán si se tienen que dar por aludidos". Pero, sobre todo, el dirigente socialista se empleo a fondo con ciertos medios de comunicación, a los que acusó de confundir el derecho a la información y la libertad de expresión con la calumnia, la mentira y la difamación. Reiteró que el caso Osakidetza fue un "montaje político" urdido para perjudicar al PSE y a Ramón Jáuregui en los comicios de 1994 y orquestado por los actuales gestores del Departamento de Sanidad (PNV). El dirigente socialista, absuelto en la sentencia por falta de pruebas, criticó la utilización "política carroñera" y la instrumentalización mediática paralela y llegó a preguntarse si "nuestro Estado de Derecho no estará enfermo". Reconoció que su mayor error fue declarar ante la Cámara vasca por un fraude en el que ha quedado probado que se quiso beneficiar a militantes socialistas y de UGT.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_