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MOTOCICLISMO GRAN PREMIO DE LA COMUNIDAD DE MADRID

Checa subraya su candidatura

El ganador dice que intentará aprovechar la ocasión de ser campeón del mundo

El puñetazo de Juan Domínguez en el murete que separa la zona de talleres de la recta debió oírse en todo el circuito. Su jefe, Àlex Crivillé, acababa de arruinar su opción de victoria al salirse de la pista. También se vio desde muchas zonas del Jarama el corte de mangas que Mick Doohan dedicó a la zona de vips por aplaudir su caida. Para algunos, los incidentes de las dos estrellas del equipo oficial Honda abrieron la puerta al éxito de Carlos Checa, que corre en una escudería de las denominadas asistidas. "¿Y por qué no puede ser al revés?", reivindicó el vencedor de la carrera de 500cc. "Quizá ellos han tenido sus problemas por intentar seguirme a mí". Checa se ha convertido ya en uno de los grandes del Mundial.Con mechas teñidas de rubio, como anticipo de su idea de pintarse el pelo de colores, y cientos de admiradores/as a su alrededor, Carlos disfrutó su segundo gran día de gloria. La victoria de ayer se suma a la que consiguió en Montmeló en 1996. "Es un día muy feliz", dijo. "Ganar en casa resulta especial por mí, por el equipo, por el patrocinador y por esta afición maravillosa... No ha sido fácil, he acabado casi sin neumáticos, pero hoy ha triunfado mi determinación, las ganas de vencer".

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A los 25 años, Checa se encuentra cerca de la madurez. Después de seis carreras esta temporada, ya ha subido tres veces al podio, y amenaza con más: "Ahora me doy cuenta que puedo pelear por cada gran premio y que el título mundial está a mi alcance. No quiero dejar pasar esta oportunidad que pasa frente a mí", comentó. Y para mantenerse en forma, esta semana entrenará durante dos días en el circuito de Catalunya.

Àlex Crivillé expresaba ayer la otra cara. "Me he equivocado", reconoció. "No sabía que Doohan estaba fuera de carrera y me he precipitado al atacar a Carlos. Esta vez no he sido capaz de controlar las ganas de ganar aquí, en casa, y es una pena porque he perdido una buena oportunidad de destacarme en el campeonato del mundo. No obstante, el mal menor es que aún voy primero en el Mundial y, pese al error, he logrado sumar unos puntos importantes". Crivillé, junto a Checa y Biaggi, es el único favorito que ha logrado terminar las seis carreras disputadas hasta ahora, mientras que Doohan suma ya dos abandonos.

Pese a las ausencias significativas de sus dos figuras, los colores de la escudería Repsol-Honda, sin embargo, no abandonaron su lugar habitual en el podio, aunque esta vez los representó su patito feo, convertido en cisne por un día. Manuel Sete Gibernau, cuarto piloto en el orden del equipo, lleva una temporada repleta de dificultades con la Honda bicilíndrica, pero ayer hizo su mejor carrera, para dedicarle la tercera posición a un personaje significativo. "Va para mi abuelo", dijo. Y se refería al legendario Paco Bultó, creador de la mítica marca Bultaco y patriarca de una larga saga del motociclismo español.

Gibernau, de 25 años, subió al podio sin botas. "Las he lanzado al público. Ha sido demasiado", comentó poco antes de viajar a Japón ayer mismo para participar en unos entrenamientos de cara a las Ocho Horas de Suzuka, la famosa carrera de resistencia. Allí se enfrentará probablemente al hombre que le superó ayer en el Jarama, Norick Abe, el piloto de Yamaha que vive en Sitges (Barcelona) y que rompió ligeramente la hegemonía de Honda, aunque esta marca sigue siendo la única que conoce la victoria en 500cc desde octubre de 1996.

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