_
_
_
_
_

El poeta estudiante El análisis del expediente académico del joven Federico revela que al sólo le interesaba aprender Música

García Lorca permaneció en Almería hasta que superó el examen de ingreso, el 21 de septiembre de 1908. Así pues, comienza a estudiar el bachillerato en el Instituto General y Técnico de Granada (hoy, IES Padre Suárez) a partir del 15 de mayo de 1909, quedando matriculado como alumno libre en el primer curso de bachillerato. El supuesto ejercicio, al ser alumno libre, ante tribunal y el siempre desagradable examen le causaron el primer desastre académico: sólo aprobó, en la convocatoria de junio, la Lengua Castellana y fue suspendido en Geografía y en Nociones y Ejercicios de Aritmética y Geometría; en la convocatoria de septiembre aprobó la Geografía, única asignatura a la que se presentó. Los cursos restantes estudió como alumno oficial. En su expediente no aparecen notas de Religión, pues era asignatura voluntaria. Federico aceptaba de buena gana la voluntariedad su voluntad era no hacerla. El ambiente del Instituto no era el más adecuado para la sensibilidad del joven García Lorca. La compañía de Luis Mariscal, el alumno más brillante del grupo, compañero y tutor a un tiempo, y posteriormente la de su hermano Paquito aliviaron su desorientación y soledad. El tercer suspenso fue en Química General del curso sexto. El suspenso pareció gestarse el día en que Federico fue llamado por don Juan Mir Peña, profesor de la asignatura, a exhibir su ignorancia en el encerado. Su hermano Francisco refiere esta anécdota: "Mi hermano no sabía nada de la lección que el profesor comenzó a explicar dictando fórmulas que él había de escribir en la pizarra. El profesor tenía un modo peculiar de pronunciar algunos sonidos. Éste le dijo: Escriba en el encerado Bh + B1, o sea b sub h más b sub 1; pero don Juan pronunciaba la B como P, y Federico que seguramente no había mirado el texto, oía unos extraños sonidos que no significaban nada: ¡pesupache más pesupuno! ¡Que yo no hablo en chino! Y claro, aquello era precisamente chino para el pobre Federico que miraba paralizado salir pesupaches y pesupunos de la boca iracunda del profesor". El expediente del poeta, en el que sólo figuran algunos notables, demuestra el escaso interés de Federico como estudiante. Sólo se sentía interesado por la Música. Aunque en el citado expediente sólo constan cuatro suspensos, sin embargo el número de No Presentados es abundante, sobre todo en Aritmética y Geometría. Su poema Suicidio del libro Canciones lleva un subtítulo de evidente desagradable connotación: "Quizá fue por no saberte la Geometría". Para Federico, como para Rafael Alberti -que aún sabe llenar sus ojos de azul de mar- los recuerdos de las tizas frías y de las esponjas rayando y borrando la luz de los espacios, el repentino verde de las muertas pizarras, el suicidio de los triángulos isósceles, la melancolía de los logaritmos neperianos o la pena profunda de la ecuación de segundo grado, carecían de sentido, porque los ángeles colegiales como Federico, como Rafael, sólo saben que una recta, si quiere, puede ser curva o quebrada y que las estrellas errantes son niños que ignoran la Aritmética.

Más información
El rastro inventado
Brian Morris "Lorca habla por todos nosotros"
En la Huerta de San Vicente
El origen inédito de un homenaje
El músico imposible
Entre lo culto y lo popular
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_