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Entrevista:

"Las madrilenas somos muy vitales, seguras y arrojadas"

A Luisa Martín la conocemos ataviada con un mandil, unas flores rodeando su moño y un profundo acento andaluz, pero su faceta artística tiene unos orígenes más lejanos. A la edad de tres años animaba las reuniones familiares inventándose comedias y ya en su adolescencia se planteó dos opciones de futuro: sería actriz o la primera juez del Tribunal Supremo, para dar salida a su vocación de "marimandona". Las circunstancias casi la obligaron a inclinarse por la primera propuesta porque otra fémina consiguió, antes que ella, el puesto entre los jueces. En 1977 Luisa ingresó en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y se integró en un grupo de teatro que ya iba de gira sin haber terminado el programa de estudios.

Los años noventa propiciaron sus primeros coqueteos con la pequeña pantalla: empezó con Teresa Rabal en el programa La guardería, después acompañó a Emilio Aragón en Noche, noche y participó en la última etapa del programa concurso Un, dos, tres, en el que depositaba regalos para los concursantes emulando a una griega, una loca o incluso un capitán general. El personaje de Juani en la serie Médico de familia la ha catapultado a la fama, aunque ella espera que el público no relacione su imagen con la de la chacha cuando caracterice en un futuro a otros personajes. Su popularidad ha provocado que organismos e instituciones la requieran para presidir diferentes actos. Hoy lunes, abre oficialmente la Semana de la Mujer en el municipio de Villaviciosa de Odón.

Pregunta. ¿La mujer necesita una semana?

Respuesta. La mujer necesita cada día y el mundo necesita a la mujer en todo momento porque no para de hacer cosas desde la mañana a la noche. Habría que estar celebrándola a diario.

P. ¿La culpa del marujeo la tienen ellos o nosotras?

R. Ellos, nosotras y las madres de ambos, que nos han dado una educación retrógrada hasta hace unos pocos años. A la mujer se la ha enseñado a ser la leona de la manada y a tirar con todo, mientras que el papel del hombre es traer dinero a casa. Cambiar eso es cuestión de años porque, aún hoy, un varón que ayuda en el hogar no se mueve de la mesa cuando está en casa de su madre porque ella no se lo permite.

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P. ¿Qué rasgo destacaría si tuviese que representar a una madrileña?

R. El de la seguridad. Las madrileñas somos muy vitales, seguras y arrojadas. Pero este carácter se contagia además a las gentes que no son de Madrid. Los madrileños, en general, transmiten amabilidad y un sentido anárquico de la vida que me encanta. Nos agrada hacer mil cosas al día y siempre nos apuntamos a todo. Lo que no me gusta es que a veces se proyecte una imagen negativa de la mujer madrileña, como, por ejemplo, que es la que más fuma de toda Europa.

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