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Línea directa con Cajal

Javier Sampedro

Los cuerpos carotídeos se conocen desde el siglo XV, pero fue Fernando de Castro, un discípulo directo de Santiago Ramón y Cajal, quien los recuperó para la investigación moderna en los años veinte de este siglo. Al igual que su maestro, De Castro hizo gala de gran intuición científica al predecir un hecho del que no podía tener certeza empírica con las técnicas de la época, y postuló que los cuerpos carotídeos tenían por objeto "degustar la sangre".Fue en parte esta tradición la que llevó al equipo de José López-Barneo a interesarse por estas pequeñas glándulas. Los trabajos que han acabado sugiriendo una revolución en el tratamiento del Parkinson empezaron, hace más de diez años, centrados en una cuestión muy diferente: cómo el organismo mide la cantidad de oxígeno que circula por la sangre arterial, y cómo esa medición se traduce en un aumento del ritmo respiratorio. La historia ilustra a la perfección un punto repetido mil veces por los científicos, e ignorado otras tantas por los gestores públicos: es casi imposible dirigir la investigación básica hacia objetivos aplicados inmediatos, porque las soluciones más eficaces surgen a menudo de lugares inesperados.

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El trabajo también ilustra otra característica de creciente importancia en la práctica científica: cada vez más, los hallazgos, por muy concretos que sean, implican a especialistas en muy diferentes disciplinas. Los resultados del equipo sevillano han requerido la colaboración estrecha de un fisiólogo celular, un morfólogo, un neurólogo especializado en conducta y un experto en neurocirugía.

Los científicos ya están en contacto con un grupo de cirujanos para explorar la aplicación de la técnica en pacientes humanos. No prevén problemas insalvables: los trasplantes cerebrales en pacientes de Parkinson son una práctica bastante extendida, si bien poco eficaz. Y la exirpación de los Cuerpos carotídeos ambién es habitual, por una razón curiosa: la intervención se puso de moda en Estados Unidos en la errónea creencia de que podía mejorar los síntomas del asma bronquial. Incluso la extirpación de ambos cuerpos carotídeos es compatible con la vida a altitudes inferiores a los 3.000 metros.

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