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MEDICINA TROPICAL: FLUJOS DE POBLACIONES

Polizones en el equipaje de vuelta

El I Congreso de la Sociedad Española de Medicina Tropical se celebró en la localidad madrileña de Chinchón, y no por casualidad: la condesa de Chinchón -esposa del virrey de Perú- contrajo en 1640 fiebres palúdicas; sanó gracias a la quina, y popularizó así en Europa los, desde entonces, polvos de la condesa. Hoy, los viajeros que se traen el paludismo a casa utilizan varios fármacos combinados, derivados todavía de la famosa quinina. Éstas son las principales dolencias del aventurero / turista / cooperante actual:

Paludismo (malaria). Son fiebres. La infección la causa el parásito Plasmodium, que se transmite a través de la picadura de la hembra del mosquito Anopheles. No hay vacuna, sólo un fármaco con algún efecto protector. Es importante saber qué variante del parásito es en cada caso y en función de ello establecer el tratamiento pronto. Los casos más problemáticos se dan en pacientes que no han tomado fármacos profilácticos.

Dengue. También son fiebres, causadas por un virus que también se transmite a través de la picadura de un mosquito. Tiene los síntomas de una gripe muy fuerte. La variante hemorrágica es muy rara. Afecta sobre todo a viajeros de Centroamérica y el sureste asiático.

Diarreas. Cuando son bacterianas se trata con antibióticos, sin más. Pero si las causan las amebas (un parásito) no responden a los antibióticos y pueden tardar en diagnosticarse si nadie se acuerda de que se ha viajado.

Sarna. Se contagia por contacto directo. El turismo sexual le ha hecho más frecuente y resistente al tratamiento.

Esquistosomiasis. La produce un parásito acuático que se introduce a través de la piel. Su incidencia ha aumentado, pareja a la oferta de actividades acuáticas. Produce molestias urinarias.

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