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EL PAPA, EN CUBA

El sector duro del exilio de Miami se siente traicionado

Los exiliados cubanos en Florida vivieron ayer con profundo desgarro el comienzo de la visita de Juan Pablo II a la isla caribeña. Muchos expresaron un sentimiento de traición; otros, de esperanza; algunos, las dos cosas al mismo tiempo. El desgarro se manifestó en múltiples declaraciones políticas, actos religiosos y anuncios de movilizaciones.

Para muchos exiliados, y en particular el sector políticamente más radical, el que encabezó hasta su muerte Jorge Mas Canosa, resulta muy duro aceptar que el jefe de la Iglesia católica y enemigo jurado del comunismo visite a Fidel Castro y, ya de camino, pida el fin del embargo norteamericano a Cuba. A través de la Fundación Nacional Cubano-Americana, ese sector reiteró ayer su apoyo a la ley Helms-Burton.

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La fundación, creada por Mas Canosa, adelantó que librará una intensa pelea con el recién nacido grupo de presión en Washington que solicita que se suavicen las sanciones económicas contra Cuba en alimentos y medicinas.

Ileana Ros-Lehtinen, congresista republicana por Florida de origen cubano y próxima a las posiciones de la fundación, calificó de "alianza demoniaca" la coalición formada por 600 organizaciones empresariales y 140 grupos religiosos y de derechos humanos que pide a Bill Clinton que lime los aspectos más duros del embargo. Ros-Lehtinen auguró que esa propuesta será derrotada en el Congreso de EE UU.

Recuerdo a los 'balseros'

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Otros grupos aún más radicales anunciaron que en los próximos días. enviarán flotillas desde Miami al límite de las aguas territoriales cubanas, para recordar los sufrimientos de los balseros. También intentarán organizar misas en alta mar, en paralelo a las que celebrará el Papa en Cuba.Otros exiliados, sin embargo, expresaron sus esperanzas en que la visita del Papa suponga el comienzo del fin del castrismo. Aleida Castellano declaró en Miami que ha llorado al ver las imágenes del retrato de Jesucristo en la plaza de la Revolución. "Es", dijo, "corno si el muro de Berlín estuviera cayendo".

El arzobispado de Miami ha organizado plegarias y misas especiales para "pedir a Dios que apoye al Papa en su misión en Cuba". El miércoles por la noche, cientos de fieles se reunieron con ese objetivo en el santuario de Nuestra Señora de la Caridad, en la bahía de Biscayne. Celebró la misa el obispo Agustín Román, un exiliado de 70 años, que ha jurado no regresar a Cuba mientras Castro siga en el poder. "Espero", dijo el obispo Román, "grandes cosas, porque allí donde ha ido el Papa han ocurrido grandes cambios".

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