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Tribuna:NOSOTROS, A LO NUESTRO
Tribuna
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Cuidado, que viene la cultura

Alguien ha convertido enero en retemporada teatral, haciendo omiso caso de la cuesta o con la deliberada intención de volvérnosla más liviana. El asunto es que esta semana no dimos abasto a estrenos, y como no soy ubicua, aunque bien querría (e invisible, y voladora), me decidí por lo de Els Joglars (El doctor Floyd & Mr. Pla), de cuyas bondades ya había tenido anticipo este verano durante los ensayos en el Empordà. Sin embargo, bien me habría gustado encontrarme entre el público esa misma noche en que se estrenó La rosa tatuada con la incombustible Concha Velasco en el papel que hiciera en el cine Anna Magnani. Pero no me quedó otra que perderme los estragos que Tennessee Williams ha podido causar en las preclaras mentes del presidente del Gobierno y su esposa, así como de la Imprevisible Esperanza, que asistieron valerosamente pese a que, sin duda, la obra resulta en algunos momentos algo fuerte. Es maravilloso, aunque peligroso, creo, descubrir a cierta edad a autores de MR (mayores con reparos): si no tienes una sólida formación moral y religiosa (afortunadamente, no es el caso), puedes acabar haciendo la gata sobre el tejado de zinc de La Moncloa, volando por los consejos de ministros pidiendo un chapero o, lo que sería aún peor, confiando sólo en la benevolencia de los extraños cual una Blanche du Bois defraudada por las exigencias de la política.Me temo que el año se ha iniciado oficialmente reculto con tanto estreno. A lo de Els Joglars asistieron también Loyola de Palacio, que le encontró poesía a la obra (ella es buena; ella es muy buena), y el secretario de Estado Michavila, que la definió como "una simpática reflexión": a, Boadella puede darle un desplazamiento de lencería íntima, que es dolencia muy incómoda incluso para los artistas, pero deberá comprender el timo con que los miembros de este amado Gabinete se ven obligados a tratar cualquier crítica que transcurra ante sus narices sobre la hoy socia (ayer, ya lo saben, y mañana, Dios dirá) Catalunya pujolista.

Nunca hubo más cultura ni más asuntos que atender, todo el día leyendo a Dreyfus y escuchando al orfeón García Lorca en compacto. Y ponte además a solucionar las urgencias cotidianas y a satisfacer e¡ tirón de los eventos, que todos creen que pueden disponer de una. Sin ir más lejos, me han dicho que los del turismo de Castellón, que celebran una, gala en Madrid este próximo martes, en el Palace, se han empeñado en que asistan al mismo tiempo Isabel Preysler y Ana Botella. La primera ha dicho que sí y la segunda que no sabe, pues dependerá de lo que haga su cónyuge. Esta información que les suministro deberán tomarla con pinzas, queridos, pues no hay precedentes de que las Dos por Antonomasia de nuestro país hayan coincidido en momento alguno. He estado repasando la Historia Mundial y, ¿saben?, suele ocurrir que Mujeres Definitivas nunca se cruzan en la vida real: ni siquiera Isabel I de Inglaterra y María Estuardo se juntaron, y hubo que esperar a que Schiller les escribiera un drama para reunirlas en la ficción. En cuanto a éstas, tal vez Gala, algún día, lo haga, porque Tennessee está ya como muy muerto.

En cambio, el capitán Astiz está vivo. ¿No les resulta fascinante que le amenacen con degradarle y, le abran un juicio criminal por decir lo que ha dicho (en la entrevista que, en plan chulo, concedió a la excelente periodista argentina Gabriela Cerruti) y que antes no le condenaran a nada por hacer lo que hizo y de lo que se siente tan orgulloso? Incómodo para unos y otros, el repugnante y cobarde Astiz (que rindió las Georgias sin disparar un solo tiro) ha dicho algo que conviene tener presente: "¿Sabes por qué mata un milico? Por un montón de cosas: por amor a la patria, por machismo, por orgullo, por obediencia". Valores universales que -¿no es cierto, Treblinkino?- sin duda Pinochet y sus partidarios enarbolan en esta nueva hora del Chile peleón por una democracia limpia.

Volvamos al teatro: 53 personas envía nuestra entrañable televisión pública a cubrir el viaje del Papa a Cuba (mientras acomete el recorte de personal), a repartir entre rosarios, tedeos, chocolatadas con payasitos..., en fin, todos esos actos que se producen a la caída del Pontífice. He intentado hacerme con la lista para saber si han incluido a Ana Obregón o a Norma Duval, pero no se encuentra disponible y me he quedado con las ganas. Aunque da igual: mientras vaya Sáenz de Buruaga, la distracción está asegurada. Y además quizá Ana y Norma se hallen ocupadas aquí impartiéndole a Mar Flores (recién fichada por Canal 9, la más infecta de las televisiones que pagamos con dinero público) un cursillo intensívo sobre Stanislavski y Fofito.

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