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Visto bueno al presupuesto italiano de 1998

Xavier Vidal-Folch

El Comité Monetario realizó ayer también una amplia discusión sobre las repercusiones de la crisis asiática en la economía europea y una primera lectura del presupuesto italiano para 1998, asuntos que también abordará el Ecofin del próximo lunes. El comité "validó" las previsiones del presupuesto italiano para este año, declaró a la salida el italiano Mario Draghi, con un "veredicto muy positivo", tras deliberaciones "constructivas".El estudio del caso italiano fue encargado por los ministros de Economía para evaluar si Italia sostendrá las cifras de 1997 y cumplirá su programa plurianual de convergencia, que prevé reducir el déficit público en relación con el PIB al 3% en 1997, al 2,8% en 1998, al 2,4% en 1999 y al 1,8% en el año 2000.

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El ministro de Economía francés, Dominique Strauss Kahn, respondió ayer en París con un contundente "por supuesto" a la pregunta de si seguía considerando que Italia entrará en el grupo de vanguardia del euro. Francia apoya a Italia -quiere evitar las devaluaciones competitivas de la lira- en este asunto, y recibe a cambio el apoyo de Roma a su candidato a presidente del BCE.

La respuesta de Strauss Kahn se produjo en el marco de la visita a París de su colega holandés, Gerrit Zalm, y de la nueva minitormenta generada en La Haya por el acceso de la lira a la moneda única. El primer ministro, el socialista Wim Kok, tuvo que salir al paso por dos veces de las declaraciones de políticos liberales (del partido centroderechista que forma coalición de Gobierno y en el que milita Zalm) según las cuales Holanda se retiraría de la moneda única si se admitía a Italia.

El mentís de Kok se circunscribió a asegurar, en una segunda conversación telefónica con su colega italiano, Romano Prodi, que el examen a Italia se realizará "en los mismos términos" que a los demás. El propio Zalm, a quien se atribuyó una de las declaraciones contrarias a la lira y asegurando que Holanda se retiraría, las desmintió, pero con la boca pequeña. "Insistimos en la aplicación estricta de los criterios [de convergencia] y en que no dilapidaremos nuestro buen florín", advirtió, según Reuters.

Zalín inauguró la presidencia holandesa, hace ahora un año, con un envite contra los países del mal llamado Club Med. La proximidad de las elecciones holandesas -a las que socialistas y liberales acuden muy equilibrados, según las encuestas- puede haber forzado la máquina del rigorismo de su partido.

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