_
_
_
_
_
INVESTIGACIÓN

El Nobel Prusiner aporta un modo de detectar el mal de las 'vacas locas'

, Stanley Prusiner, premio Nobel de Medicina este año por el des cubrimiento del agente infeccioso del mal de las vacas locas, ha desarrollado una prueba de de tección de esa enfermedad que permite comprobar si la carne y otros productos de vacuno acarrean riesgo de infección. El agente es un tipo de proteína de fectuosa denominada prión.

La nueva prueba consiste en unos ratones manipulados geneticamente, especialmente sensibles a la enfermedad. Prusiner, Fred Cohen y sus colegas, de la Universidad de California en San Francisco, afirman que la prueba puede ser "determinante para minimizar el riesgo de la exposición humana a la enfermedad". Los investigadores presentan su trabajo en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias (EE UU). Para realizar la prueba hay que inyectar la materia sospechosa en el cerebro de estos ratones transgénicos y observar los síntomas que se desencadenan. "Mediante ingeniería genética hemos introducido un gen bovino en estos ratones, de forma que son susceptibles a adquirir la enfermedad de las vacas", explica Cohen.

El mal de las vacas locas -encefalía espongiforme bovina (EEB)- se propagó entre la ganadería británica en la década de los ochenta, pero el Gobierno no reconoció que suponía un riesgo para la población hasta que se registraron varias muertes debidas a una variante anómala de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ), el equivalente humano de la EEB. Los estudios indican que esta variante de la ECJ, que ha afectado a más de 20 personas, se debe al consumo de productos de vacas infectadas.

Determinar el riesgo

Cohen ha explicado que la prueba desarrollada con Prusiner sirve, para determinar el riesgo de productos de las vacas y que es mejor que los métodos de diagnóstico existentes. Incluso puede usarse para saber si la sangre de los animales supone un riesgo, cuestión en debate. Hasta ahora la única forma de descubrir la contaminación por EEB es esperar a que la vaca desarrolle los síntomas de la enfermedad, matarla y analizar su cerebro.Los ratones transgénicos de la prueba tardan unos 200 días, mucho menos de lo normal, en desarrollar la EEB. Los ratones normales hacen muy difícil infectarles con este agente de las vacas debido a la barrera entre especies, y en todo caso, pasa un año antes de que manifiesten la enfermedad. Las vacas tardan años en presentar los síntomas y los humanos décadas en mostrar la infección por ECJ.

La nueva prueba es todavía lenta para analizar cortes de carne individuales, pero útil para determinar la infectividad de diferentes productos bovinos. "Esto es importante para tomar decisiones de salud pública", ha comentado Cohen.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_