Y Gabrich sigue sin marcar
El gol es el sello de calidad del fútbol, la marca de la casa. Explota la alegría en el terreno de juego y traslada la euforia a la grada. Sin goles, el fútbol rara vez encandila, escasamente atrae, se deja atrapar por la monotonía y el bostezo. Por eso, a los delanteros se les presupone despotismo ante la portería.Sobre esa filosofía el Mérida apostó por un teórico goleador. Con Gabrich, José Fouto tiró la casa por la ventana. El fichaje más caro de la historia del club, del fútbol extremeño, desacostumbrado a pagar 500 millones por un jugador. Gabrich se le fichó no para marcar la diferencia entre el rival; simplemente, para marcar alguna que otra vez.
Su paso por el Ajax no fue brillante. Vino a Mérida para restituir el crédito perdido pero se ha dejado atrapar por la mediocridad del grupo atacante que dirige Jorge D´Alessandro. En ocho partidos, ni un solo gol. Ayer el Mérida venció, poro no marcaron ni Gabrich, ni Biagini, ni Sabas ni Podbrozny ni ninguno de sus delanteros. Volvió a hacerlo un centrocampista.
