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Castro responde a Aznar con la retirada del plácet al nuevo embajador, Jose Coderch

Fidel Castro reaccionó ayer frente a la presión del Gobierno español. Fue una jugada de guerrillero, de improviso, con una acción de ataque y a la vez defensiva. Retiró el beneplácito concedido el pasado 16 de octubre a José Coderch como nuevo embajador de España en La Habana. Coderch se encuentra en España y debía incorporarse a su puesto a mediados de diciembre para sustituir al actual embajador, Eudaldo Mirapeix, destituido en agosto. Si Coderch hubiese estado en Cuba en el momento de adoptarse la medida, hubiese sido declarado persona non grata y expulsado.

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Esta circunstancia refleja bien la magnitud del deterioro de las relaciones hispano-cubanas. Las autoridades de La Habana enumeran en su declaración oficial un rosario de presuntos agravios, acciones y declaraciones del Gobierno de José María Aznar y se quejan de la voluntad de éste de impulsar "una transición democrática en Cuba".Los argumentos de La Habana se resumen en tres: la "injerencia en los asuntos internos de Cuba" , la "grosera" voluntad de propiciar una "escalada" de tensiones y la "inequívoca violación de las normas de la Convención de Viena sobre las relaciones diplomáticas".

La declaración en que se expresan los puntos de vista del Gobierno de La Habana fue entregada a Mirapeix el lunes por la noche en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores y publicada ayer en el diario oficial del Partido Comunista de Cuba, Granma.

El documento expresa la especial irritación que ha provocado la reciente propuesta española ante la Comisión de la Unión Europea que, dice, "constituye una copia al papel carbón de las recomendaciones hechas por el enviado especial de los Estados Unidos, Stuart Eizenstat, al plantear un injerencista programa de acción que con templa, entre otros propósitos, la designación en cada embajada de los países de la UE en La Habana, de un funcionario para atender las relaciones con lo que ellos consideran oposición cubana".

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"Flagrante intromisión"

"El Gobierno español se ha convertido en punta de lanza de los intereses norteamericanos en el marco de la UE", asegura la declaración. La nota menciona también como hechos constitutivos de una "flagrante intromisión" en los asuntos internos las declaraciones del ministro español de Asuntos Exteriores, Abel Matutes y del secretario de Estado para la Cooperación e Iberoamérica, Fernando Villalonga.

El Gobierno de Castro alude además a la constitución en Madrid de la Fundación Hispano Cubana y su presentación oficial en una institución [la Casa de América] "que cuenta con el patrocinio del Ministerio de Asuntos Exteriores de España".

Según La Habana, esta fundación es un calco de "la Fundación Nacional Cubano Americana", y tiene el agravante de estar integrada "por miembros del partido de Gobierno en España y por dirigentes de la mafia contrarevolucionaria cubana encabezada por [Jorge] Más Canosa".

El Gobierno cubano destaca también como elemento principal para retirar el plácet a Coderch las declaraciones que el diplomático realizó el pasado 30 de octubre al diario ABC Coderch afirmó que las puertas de la embajada estarían "abiertas de par en par a la oposición", algo que Cuba considera un insulto y una violación de la Convención de Viena.

"Para hacer aún más indignantes sus afirmaciones", agrega la nota, Coderch "tuvo la osadía de expresar la esperanza de que en 1998, en un año con tantos y supuestos significados para Cuba y España, fuera el momento en que Cuba recuperaría una supuesta libertad". Las autoridades cubanas se quejan también de que ni. Coderch ni Matutes rectificaron estas declaraciones, ni siquiera por canales diplomáticos, pese a habérselo pedido.Una cuestión bilateral

El ministro cubano de Relaciones Exteriores, Roberto Robaina, convocó ayer a los embajadores de la Unión Europea, excepto al español, para explicar los motivos de la retirada del plácet a José Coderch y asegurar que la medida no tiene que ver con las relaciones con la UE. "Cuba ve el problema como una cuestión bilateral a dirimir con España", aseguró a la salida del encuentro la viceministra, Isabel Allende.La viceministra aseguró que para recomponer las relaciones entre los dos países no hace falta ningún gesto del Gobierno español. Bastaría, agregó, con que el Ejecutivo de José María Aznar "empezase a actuar sobre la base de los principios del respeto mutuo y la no injerencia en los asuntos internos".

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