Cuota de lágrimas
Trabajo en la cuarta planta del Palacio Real. Cada día he tenido mi cuota de lágrimas al ver cómo un Ayuntamiento, desnaturalizado e incapaz ha ido demoliendo los 40 metros de la fachada de la Casa del Tesoro, con una celeridad y una impunidad rayanas en la vesanía.Tal barbaridad histórica y artística tendrá su venganza en los libros, pero sólo en ellos: los ediles, en contra de su obligación de conservar. la memoria de la ciudad, han decidido acallar la polémica -en pleno final de siglo- con la tabla rasa de las excavadoras, en función de un fin abstracto y manifiesto: acabar cuanto antes el túnel, sea como sea. Ni siquiera se ha excavado, datado y fotografiado la fachada, del siglo XVII. Cuando el túnel y su accesorios estén terminados, ni se pensará en la historia que ciega el asfalto. O quizá dejen unos metros, concesión ante la que sólo cabe el sonrojo., Allá ellos-