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Dos torpedos enfrentados

Santiago Segurola

El ruso Alexander Popov y el estadounidense Gary Hall protagonizan el enfrentamiento más apasionante de la natación. Dos torpedos que se confiesan enemigos. Uno es frío y calculador, como se supone que son los rusos; el otro es un tipo extrovertido e individualista, como se espera de los norteamericanos. Se profesan una antipatía que viene de lejos. A Popov no le gusta el carácter de Hall, siempre arrogante, desdeñoso de sus rivales. Pero en el agua es el único que ha puesto en aprietos a Popov en los últimos seis años.Popov es plusmarquista mundial de las dos distancias cortas. Su gesto es impasible. Carece de emociones antes y después de las carreras. Hace su trabajo con victoria y récords. Hasta hace cuatro años no pudo adquirir un coche. Ahora conduce deportivos y pasa buena parte del año en Australia. Pero su viejo carácter permanece. No hay nada festivo en él.

Hall es Cassius Clay en bañador. Un provocador que llega a las piscinas haciendo guantes que descoloca a sus adversarios con bravatas, un nadador que ha estado a punto de llevar al psiquiatra a varios entrenadores.

Popov es el método. Puede responder a todas las preguntas técnicas sobre la carrera y dirá con precisión los cientos de kilómetros que ha nadado durante la temporada en los entrenamientos.

A Hall sólo le interesa la gran competición. Durante el resto del año es un freakie que acostumbra a viajar con una vieja furgoneta, cromada por el propio Hall. Con una guitarra y toda la colección de CDs de Grateful Dead, Gary Hall vive en la carretera. El dinero no le preocupa. Su padre, Gary Hall Sr, es un prestigioso cirujano oftalmólogo en Phoenix (Arizona). Pero antes fue nadador, y uno de los grandes. Su problema es que coincidió con Mark Spitz en la universidad de Indiana y en dos Juegos Olímpicos (68 y 72). Curiosamente, el mayor de los Hall era un nadador famoso por la intensidad, que dedicaba a los entrenamientos. "Mi hijo se parece más a Mark Spitz. Recuerdo que Spitz siempre llegaba tarde a los entrenamientos".

Pero Spitz era un pez. Un día llegó tarde a un entrenamiento y recibió una fuerte reprimenda de Doc Counsilman, el técnico de la universidad de Indiana. Spitz le lanzó una apuesta. "Si consigo bajar del récord mundial, me das dos semanas de vacaciones". Counsilman aceptó un reto que ganó Spitz. En privado y solo, estuvo por debajo del récord del mundo. Nadie se enteró, excepto Counsilman que tuvo que darle vacaciones. Gary Hall pertener a esta especie de nadadores: un atleta con un enorme talento natural.

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