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Telemedicina, una revolución en puertas

Diagnosticar y operar a distancia o acceder a cualquier especialista será habitual

Visitar la consulta del médico sin salir de casa, acceder desde el ordenador al historial clínico de cualquier centro sanitario u operar a un enfermo situado a miles de kilómetros son algunas de las posibilidades que ofrece la medicina a distancia, un nuevo mundo que, según los expertos, cambiará la práctica médica antes de cinco años.La adaptación de las nuevas tecnologías (sistemas multimedia, visión artificial, redes neuronales, nanominiaturización, técnicas no invasivas), asociada con las telecomunicaciones (Internet, ATM, telemática, infopistas) determinará el futuro próximo de la medicina; pero antes tendrá que superar una serie de condicionantes.

José Crespo del Arco, especialista en la materia, opina que la medicina será el principal usuario de las autopistas de la información, una vez que los poderes públicos y los operadores completen su infraestructura, mejorando las redes y abaratando las conexiones: "El factor tecnológico de la telemedicina estará superado muy pronto, y no se espera que haya problemas en su aceptación social; lo que podría retrasar su implantación será la reorganización del sistema sanitario".

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El primer paso es que los hospitales se conecten a las redes y permitan a sus especialistas divulgar conocimientos, lo que hará necesario formar y mentalizar a los profesionales. A juicio de Víctor Maojo, director del departamento de Informática Médica de la Universidad Politécnica de Madrid, esto se conseguirá "adaptando las nuevas tecnologías a sus necesidades, de forma que les ahorren tiempo, y evitando la precipitación. El médico cambia de actitud cuando ve que un colega utiliza técnicas que mejoran su práctica médica".

Sin desplazamientos

La principal ventaja de la telemedicina la resume Maojo: "Para la práctica clínica no hará falta la presencia física del médico". Esto permitirá que los pacientes de las zonas rurales se ahorren muchos desplazamientos y que la atención sanitaria de los centros aislados sea más rápida y con mejor acceso a los especialistas. Asimismo, se cree que desaparecerán el colapso y las listas de espera en los grandes hospitales y que la descentralización de la atención médica especializada eliminará la distinción entre zonas ricas y pobres.

Sin embargo, los expertos reconocen que la medicina a distancia plantea muchos interrogantes: quién se responsabilizará de un diagnóstico, consensuado a través del ordenador; qué autoridad tendrán los especialistas extranjeros, tan accesibles como los locales; cómo regulará la Seguridad Social la elección libre de médico, para que no sólo sean requeridos los mejores especialistas; cómo primar a éstos para que les compense el exceso de trabajo; cómo controlar el acceso a las informaciones clínicas confidenciales; cómo conseguir que los hospitales empiecen a organizarse pronto y no teman agravar el colapso que ya sufren atendiendo a más pacientes, aunque sea por ordenador.

Universidades, multinacionales de la informática y grandes hospitales empiezan a trabajar en todo ello, a través de foros de discusión como el organizado por la madrileña clínica Puerta de Hierro, pionera en el tema, que reúne a especialistas de toda España hasta el próximo 10 de mayo.

Entre los servicios que la telemedicina prestará a los médicos ocupan un largo aparte los relacionados con la inteligencia artificial, en especial los sistemas expertos, que resuelven problemas en un área de experiencia muy concreta (ayuda al diagnóstico, prevención de epidemias, simulación de desarrollo de enfermedades, planificación de tratamientos, interpretación de pruebas gráficas).

El telediagnóstico hará posible que un médico consulte un caso con un centro a través de la red y no sepa si la respuesta proviene de un especialista o de un sistema. experto; pero quienes avalan la inteligencia artficial aseguran que su fin es ayudar al médico ahorrándole el trabajo rutinario, y que la decisión final corresponde siempre al profesional.

Francisco Garijo, presidente de la Asociación Española para la Inteligencia Artificial, la define como "hacer que las máquinas hagan lo que el hombre haría de forma inteligente, que reproduzca los comportamientos inteligentes que se le programan, resolviendo problemas y aprendiendo de ellos". Salvador Martín, ingeniero del Conocimiento de Puerta de Hierro, explica que la inferencia es el principal atributo de la inteligencia artificial: "Lo que en la informática convencional eran bases de datos, ahora son bases de conocimiento, porque no almacena ningún dato sin darle significado y sacar conclusiones". Martín destaca que un sistema experto no alcanza el nivel de decisión del mejor médico especialista, pero nunca olvida ningún parámetro.

El principal problema es que el médico desconfía del diagnóstico ofrecido por una máquina. En realidad, la inteligencia artificial no es más que la vanguardia de la informática, a la que añade el margen de funcionalidad necesario para resolver problemas difíciles.

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