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El lenguaje radical del rock y el "rap", en la facultad de Sociología

Los estudiantes analizaron las letras de Sindicato del Crimen

El salón de actos de la facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid albergó ayer una peculiar y poco ortodoxa -por la ausencia de costumbre- actividad académica. Alrededor de un centenar de alumnos asistió a un debate, en el que el material sobre el que discutir lo constituían las letras del segundo disco del grupo madrileño Sindicato del Crimen.

En dicho debate participaban Terry I.D., cantante y autor de los textos del grupo, los periodistas y críticos musicales Diego A. Manrique y Jesús Ordovás y Enrique Montoya, profesor de la asignatura de Sociología de la Desviación, quién, junto a algunos de sus alumnos, había propuesto la actividad tras conocer las letras de la banda rock-rapera.Mediante un montaje audiovisual, en el que, utilizando la técnica karaoke, sobre un fondo dé imágenes aparecían impresas las letras de los diversos temas del disco, titulado ¡Que aproveche!, el público pudo conocer primero el material a discutir. Despúes, Enrique Montoya fue poniendo de manifiesto, no sin usar un tono que discurría entre la fina ironía y el aplicarse en su oficio de maestro, los diferentes motivos por los que los mensajes de Sindicato del Crimen merecían un estudio por parte de aquellos a los que preocupa la desviación social. Dejando de un lado lo explícito del nombre del grupo, éste ha basado su estilo compositivo en la narración de una realidad, la de la vida en los barrios y pueblos de la zona sur -la más pobre-. Canciones como Lo que necesitas es amor, que versa sobre la violencia doméstica que sufren las mujeres, El compi o Tómate un whisky, relatos de convivencia entre ser humano y drogas, Ciudad Rayada, acerca de la esquizofrenia inherente a Madrid, o Deportivo V.I. H., que habla naturalmente, del sida, conforman, merced a unos toques de surrealismo, un nuevo estilo narrativo en el que la radicalidad explícita es una característica fundamental.

Terry I.D., por su parte, explicó de dónde sacaba las imágenes para sus canciones y qué especie de mecánica utiliza para construir las letras, aun_ que rechazó la calificación de radical, argumentando que "así es como lo vemos o lo vivimos con nuestras familias y nuestros amigos del barrio" Terry, que pasado las malas épocas por las que ha atravesado el grupo formado en 1987 trabajando en la descarga de camiones y en montajes de estructuras metálicas, representa un extraño estilo de escritor inconsciente, cuya obra, según los seguidores del grupo y algún que otro alumno asistente al acto, llegó a calificar directamente como poesía.

Diego A. Manrique, por su parte, resaltó que la ausencia de interés por insultar o agredir y la voluntad de escribir y cantar "acerca de lo que es real, está mal visto. Espectáculos, novelas y letras de discos parecen querer reflejar tan sólo el mundo de las clases media y alta". Por otro lado, Jesús Ordovás emparentó los textos de Sindicato del Crimen "con las letras del Dylan de Highmay 61, Homesick blues o Desolation Row. Este disco de Sindicato del Crimen puede pasar, a causa de sus textos y sin lugar a dudas, a la historia de la música pop española".

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