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Rotblat, contra el armamento nuclear

La necesidad de establecer una clara y firme correspondencia, entre los enormes progresos científicos y la conciencia ética es hoy más necesaria que nunca, afirmó ayer en Oslo, en la ceremonia de entrega del Nobel de la Paz 1995, Joseph Rotblat. Aludía así al enorme potencial de armas nucleares almacenadas por unas pocas potencias y a la polémica reanudación de las pruebas atómicas por parte de Francia, así como a las que regularmente efectúa China.Rotblaf, de 87 años, pero con una increíble vitalidad física e intelectual, trazó un panorama de la situación del mundo después del fin de la Guerra Fría y el colapso de la URSS, habló de su propia experiencia, de su pasión por la ciencia y de su compromiso con el destino de la Humanidad.

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Alertó contra los riesgos que el almacenamiento de armas atómicas supone para la Tierra y dijo que es técnicamente posible su desmantelamiento en un plazo de diez años, si existiera voluntad política para ello. Rotblat, que tuvo prohibida la entrada a Estados Unidos muchos años, recibió ayer una prolongada ovación al finalizar su discurso.

Antes, el presidente del comité Nobel del Parlamento Noruego, Francis Sejersted, destacó la labor silenciosa, constante y pionera de Rotblat contra el armamentismo nuclear, que está detrás, dijo, de la mayoría de los convenios alcanzados en los últimos años entre las grandes potencias para reducir el arsenal nuclear. El movimiento Pugwash fue fundado después de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki y en él participaron personalidades de la talla de Einstein.

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