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Talentos para una tradición

Las pruebas para la orquesta del Calderon atraen a un centenar de jóvenes

Sólo se exigía saber tocar un instrumento. Pero muy bien. El teatro Calderón lanzó esta convocatoria hace pocos días y ayer, fecha de la cita, un centenar de jóvenes cargando con bastantes nervios y estuches de todos los tamaños abarrotaban este céntrico teatro, que basa su programación en la revista y la zarzuela. La oportunidad no podía ser más golosa: el teatro Calderón pretende contratar a 62 músicos de golpe, los integrantes de la futura Orquesta Sinfónica Calderón, que, a partir del próximo mes, ofrecerá conciertos matinales en esta sala todos los fines de semana. Según comentaba Tulio Gallardo, director de la orquesta se trata de una tradición que en Madrid desapareció hace 20 años.Llegaron trompetas, clarinetes, flautas, trombones y tubas de todas partes de España. Y del extranjero. Cándido Portorreal es un músico cubano que ayer mismo fue seleccionado para tocar el fagot. Llegó a España hace un año como integrante de una orquesta de su país y, desde entonces, su público han sido los peatones que pasan por delante del Banco de España. Ahora ya cuenta con un contrato, por un año, como todos los seleccionados, en la Orquesta Calderón, porque, según afirma rotundamente José Antonio Irastorza, es un músico buenísimo.

Todos los aspirantes sabían que debían llevar una pieza preparada para tocarla delante del jurado de uno en uno. De las condiciones de la contratación, no tenían ni idea. El turno de intervención era por "orden de partituras", es decir, según la colocación de los instrumentos en la orquesta: flauta, oboe, clarinete, fagot... Si el jurado pedía al músic, que tocara un "solo a primera vista" (una partitura sin ensayar), era bastante buena señal.

En el vestíbulo del teatro esperaba pacientemente su turno Alisa Lewin. A su lado descansaba Ia inmensa maleta del violonchelo y el carrito de su hijo de cuatro meses, que también se presentó en el teatro con ella. Alisa se había desplazado con su equipaje desde Oviedo para presentarse a las pruebas. "Tengo una plaza en la orquesta de Santiago de Compostela, pero como no comienzan los conciertos me presento a esta audición", explicaba.

Era fundamental antes de enfrentarse al jurado conseguir un hueco para calentar un poco. Algo que los que se presentaban con una trompeta tenían bastante difícil si querían que no molestara a los compañeros. Juan Casanova, madrileño de 22 años, practicaba con el clarinete sentado en el retrete de mujeres. En uno de los pasillos de la planta baja se esforzaban con sus instrumentos tres músicos de la banda sinfónica de Jaén. Habían viajado de noche para presentarse a esta prueba. "Y esta noche tenemos un concierto en Jaén", decían.

Sólo flautas, se habían presentado 25 para cuatro plazas. Clarinetes, 18. Y no paraban de entrar músicos en el teatro dispuestos a probar fortuna. Las claves para el éxito las explicaba así el director, Tulio Gallardo: "Tienen que tocar muy bien. Y, sobre todo, leer perfectamente a primera vista". Por eso, a algunos se les quedaba la boca seca antes de pasar al escenario y demostrar sus habilidades ante los tres miembros del jurado que se sentaban en la segunda fila del patio de butacas.

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