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La segunda muerte del asesino de Lincoln

Descendientes de John Wilkes Booth dicen que murió 38 años después del magnicidio

Antonio Caño

Ciento treinta años después del magnicidio, las autoridades norteamericanas siguen todavía tras la pista del asesino de Abraham Lincoln. John Wilkes Booth, el actor que disparó contra el presidente en el teatro Ford de Washington en 1865, no está enterrado, como se cree, en un cementerio de Baltimore, sino en algún desconocido paraje de Oklahoma, de acuerdo con los testimonios que han presentado ahora algunos de sus remotos parientes. Según ellos, bajo el obelisco con el nombre de Booth yace, en realidad, un impostor.Un juez de Baltimore tendrá que decidir en los próximos días si autoriza la exhumación de los restos que se suponen de Booth para comprobar si las sospechas de sus familiares son ciertas. Las opiniones están divididas al respecto. Los responsables del cementerio de Baltimore y algunos historiadores no creen que haya dudas sobre la autenticidad del cadáver y consideran que desenterrarlo sería remover sacrílegamente una parte esencial de la historia de Estados Unidos. Otro grupo de historiadores y los parientes de Booth estiman, por el contrario, que las sospechas son suficientes como para dejar que los expertos revisen los huesos inhumados en Baltimore y den por cerrado este capítulo.

La decisión de reclamar la exhumación por vía judicial surgió después de que tres mujeres se acercasen a los descendientes de Booth con pruebas de que son nietas de un hijo que el asesino de Lincoln habría tenido en 1866, un año después de la fecha en que oficialmente se le dio por muerto. Ese testimonio dio crédito a la leyenda existente desde décadas atrás de que Booth no fue en realidad abatido por el Ejército de la Unión, sino que consiguió escapar y vivió 38 años más oculto en Misisipí, Tejas y Oklahoma, donde finalmente se suicidó.

John Wilkes Booth, un supuesto espía de la Confederación y un apasionado proesclavista, huyó por un callejón del teatro Ford después de disparar a la cabeza y la espalda de Lincoln el 14 de abril de 1865.

Según la versión oficial, tropas del 16º Regimiento de Caballería de Nueva York lo cercaron en Bowling Green (Ohio) y le dieron muerte. Su cadáver reposó en Washington hasta que el sucesor de Lincoln, Andrew Johnson, dio orden de que fuera entregado a su familia, que lo enterró en la vecina Baltimore.

La versión oficial sobre la muerte de John Kennedy tampoco ha sido nunca plenamente aceptada por la opinión pública. El cadáver de su asesino, Lee Harvey Oswald, también tuvo que ser exhumado para comprobar su identidad.

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