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El PP planea eliminar deducciones fiscales para compensar la baja de impuestos prometida

La reforma del impuesto sobre la renta del partido Popular tiene truco. Se basa en simplificar la tarifa y bajar los tipos, pero el PP planea compensar este recorte de impuestoscon la casi elíminación total de las deducciones y desgravaciones que permite el IRPF actual. Al anunciar que bajará los impuestos, cuando llegue al Gobierno, el presidente del PP, José María Amar, ocultó que a la vezsuprimirá las deducciones para evitar que descienda la recaudación fiscal. La prometida rebaja de impuestos quedará, según reconocen ahora fuentes populares, en una redistribución interna del pago del impuesto.

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Mientras los ingresos brutos previstos por IRPF en 1995 se sitúan en 5,4 billones de pesetas, los gastos fiscales por las deducciones que desaparecerían suponen algo más un billón, es decir el 20%. Este billón de pesetas en gastos fiscales que el PP se propone ahorrar eliminando las deducciones permite rebajar la tarifa del impuesto en un porcentaje importante sin que ello merme la recaudación final obtenida.El ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, señaló ayer a EL PAÍS que "estas ideas fiscales son propias de un partido de derechas que bajará los impuestos a los ricos". La crítica del ministro se dirigió especialmente al efecto más llamativo del proyecto del PP: la reducción del tipo marginal del 56%. "Por encima del tipo del 40%", dijo, 11 sólo hay 89.000 contribuyentes y éstos serán los principales beneficiarios".

Hace poco más de un mes, Aznar dio a conocer su propuesta de programa electoral. Uno de los pilares en el que más ha insistido desde entonces es la promesa de rebajar los impuestos y, en especial, el de la renta. No debe ser ajeno a esto el que toda la campaña a las elecciones locales y autonómicas va a coincidir con el plazo de presentación de la liquidación del IRPF.

Aznar defendió que la reforma de la tarifa del IRPF, "agrupándola en tres tramos, significaría una disminución de la presión fiscal sobre los ciudadanos" y que "bajaría sobre todos los tramos de renta". No dijo lo que en otros ambientes del PP se reconoce: "La rebaja de la tarifa hace innecesario el mantenimiento de las deducciones como hasta ahora". "En realidad", añaden diputados del PP, "basta con la deducción familiar", aunque se acepta que, temporalmente, la de la vivienda debe mantenerse mientras no se cambie toda la fiscalidad sobre lo que representa este tipo de inversión".

Aznar habló sólo de dos deducciones (la familiar y la de vivienda) y evitó pronunciarse sobre las derivadas de gastos de enfermedad, seguros de vida, inversiones, donaciones de bienes del Patrimonio Histórico, rendimientos netos del trabajo, alquiler de vivienda o guardería.

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Reducir la progresividad Los expertos fiscales del PP justifican esta reforma del impuesto sobre la renta porque entienden que el actual modelo "refleja un impuesto de la década de los años 70" y no recoge las tendencias internacionales actuales" como señala Juan Costa, diputado popular especialista en cuestiones fiscales. Cristóbal Montoro, responsable de Economía del PP en el Congreso, coincide al señalar que "se ha dicho siempre que el, IRPF es un impuesto reequilibrador de las. rentas, pero en realidad es un impuesto sobre la nómina que penaliza el ahorro y la inversión".

El núcleo fundamental de la reforma es "reducir la progresividad del impuesto", aceptan los expertos del PP, porque "se ha llegado a unos niveles insoportables. Se alcanza el marginal del 56% con unas rentas relativamente pequeñas". Se trata de reducir la distancia que hay entre lo que se paga con ingresos bajos y con ingresos superiores. Hacer un modelo de impuesto en el que el gravamen por rentas del trabajo sea más uniforme.

"Si el sistema sanitario público funciona, ¿por qué va a poder deducir alguien el coste de unas gafas?", plantea Costa. Lo mismo se puede decir de todos los seguros médicos, asistencia sanitaria privada o coste de los medicamentos. Y de todas las deducciones que hoy se contemplan y que generan unos gastos fiscales, en 1995, de un billón de pesetas. "La progresividad debe descansar en el gasto público, no en los impuestos", señala Montoro.

El esquema de la reforma es que deben tenerse en cuenta los ingresos íntegros obtenidos, de los que cabe deducir una parte como gastos de difícil justificación. En la actualidad esos gastos representan el 5% de los ingresos por trabajo dependiente, con un límite de 250.000 pesetas, pero en el PP se considera que debería ser un porcentaje mayor. Los gastos de formación serían también deducibles. Y a partir de ahí, sólo quedaría la deducción familiar,. "ya que los hijos generan unos gastos objetivos que deben tenerse en cuenta al medir la renta familiar disponible".

El proyecto es eliminar desde los intereses de los créditos hipotecarios para compra de vivienda de uso propio (56.000 millones de pesetas en este año) o las desgravaciones por compra de vivienda (153.000 millones) hasta la deducción por rendimientos netos del trabajo (388.000 millones) o los beneficios fiscales de los partícipes en las instituciones de inversión colectiva (calculados este año en 225.000 millones). Además de los casi 100.000 millones previstos en deducciones por alquiler de vivienda o por gastos de guardería y otras.

Eliminar todas estas deducciones es desvirtuar el IRPF, señalan fuentes de la Administración, ya que el objetivo del legislador fue tratar de llegar a contemplar las mayores diversidades. posibles entre los contribuyentes. "Se trata de generalizar y homogeneizar un impuesto que, necesariamente, tiene que tener en cuenta la diversidad", añaden.

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