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A la espera de un cambio"

"El atentado contra el concejal Gregorio Ordóñez ha sido esa gota que no únicamente ha colmado más que suficientemente el vaso de la paciencia, sino que el impacto, ha quebrado demasiadas cosas, hasta dejar entrever con gran nitidez una tan inquietante como peligrosa actitud con la que no es posible estar de acuerdo.Pese al cruce del Rubicón que significó el comienzo de graves atentados directos contra la Ertzaintza, mantenía una parpadeante esperanza de una rectificación, de una tregua en la actividad armada que posibilitara el comienzo de la vía negociadora. Sin embargo, el camino emprendido con esta nueva acción aleja cualquier atisbo de esperanza en ese inicio del fin, remitiendo éste una vez más ad calendas graecas y alargando con ello (¿hasta cuándo?) situaciones ya insostenibles para un pueblo tan pequeño como el nuestro.

Gregorio Ordóñez, no era ningún secreto, era una persona de actitudes viscerales contra la izquierda abertzale, un provocador nato contra todo lo que oliese a nacionalismo vasco, un ariete del nacionalismo español contra el deseo de independencia. Pero por encima de todo era un ciudadano vasco, representante además de una importante porción de esa misma ciudadanía vasca que, por mucho que pueda pesarnos, no piensa en clave nacionalista, y eso jamás puede ser un crimen censurable, menos aún con la muerte. Mutatis mutandis, lo contrario sería, aun sin quererlo justificar las muertes de Tomás, de Santhi o de Josu. Así de claro.

En la vida de toda persona llega un momento en el que hay que tomar la resolución de decir basta, en que hay que afrontar la decisión, por dura que ésta resulte de tomar, de saber trazar una raya y decir que hasta ahí se ha llegado pero que no se piensa dar un solo paso mas.

Este es el caso en que con respecto a Herri Batasuna creo que ha llegado la hora de la verdad. Que ha llegado el momento de decir a sus dirigentes que ya basta; que deben demostrar su autonomía expresando el sentir mayoritario de la formación, censurando aquello que la militancia no comparte ni comprende, sino que además denosta; que deben dejar de una vez de ser sujetos pasivos y silentes ante trágicas e inadmisibles decisiones y actos ajenos cuyas consecuencias resultan imprevisibles, para retomar por sí mismos un camino, el único camino que se apunta como viable, que distanciándonos de éste en el que actualmente estamos varados y embarrados, nos lleve al que puede conducirnos a la ansiada y necesaria normalización negociada en Euskal Herria. Que no es posible que siga presentándose como vanguardia quien, lejos de vivir en el presente, le ha anclado en un pasado reciente pero pasado, y por tanto historia.

Que continuar así no es. posible, a menos que se guste del victimismo numantinista, se pretenda la desaparición por consunción o el quedarse solos. Eso sí, todos muy puristas (es un decir, naturalmente), pero solos, cada vez con una menor militancia, con un mayor número de ex-simpatizantes y con un proyecto político debilitándose a causa de tal sangría humana, y desgarrándonos el alma a muchos de cuantos una vez apostamos y nos comprometimos con él y por él.

No es ya que se acumulen fuerzas, es que ya hace mucho tiempo que se van desperdigando las que siempre estuvieron con o en el MLNV. Y lo que me parece gravísimo es que de la suma cada vez mayor y más grave de sucesivos errores, horrores, tragedias y estrategias equivocadas, de ese no saber parar (y lo que es más importante, no saberlo hacer a tiempo), nadie sea lo suficientemente honesto para, asumiendo de una vez sus responsabilidades en la debacle que vienen provocando, dimitir de sus puestos de responsabilidad de ando que otros con distintos criterios estratégicos y mayor habilidad política puedan llevar la nave a buen puerto.

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Desde la izquierda abertzale siempre se criticó el excesivo apego a los sillones que distingue a la mayoría de la clase política; pues bien, ya es hora de que alguien dentro del MLNV se mire al espejo y observe su imagen aferrada a la silla desde la cual comete tantos disparates... y ponga en práctica las consecuencias lógicas. Por mi parte, y en tanto no se dé esa reconducción, ese necesario golpe de timón que tantos militantes o simples simpatizantes y votantes de HB anhelamos, manifiesto mi intención de abstenerme en cuantas consultas electorales se presenten, al menos hasta que no vea en HB aquel partido o agrupación electoral abierto, democrático, participativo y libre de ataduras de grupos sindicados que un día fue".

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