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El síndrome de Simpson planea sobre Windsor

El divorcio de la amante del príncipe Carlos, nuevo jaque a la monarquía británica

No hubo reacciones en el palacio de Buckingham, ni en el de Kensington, ni siquiera en Higligrove, la residencia de campo del príncipe de Gales Pero el anuncio oficial de divorcio entre Camilla Parker-Bowles, de 47 años, íntimamente ligada al heredero del trono británico y su marido, el brigadier Andrew Parker-Bowles, de 55 años, desató ayer en el Reino Unido una nueva guerra de especulaciones sobre el futuro de la monarquía británica.Expertos en derecho constitucional, columnistas del corazón y ciudadanos de a pie se preguntan si está la monarquía británica a punto de revivir los conflictos de 1936, cuando Eduardo VIII se vio obligado a abdicar para casarse con la norteamericana dos veces divorciada Wallis Simpson.

Sin embargo, los tiempos han cambiado, y tanto el primer ministro, John Major, como el arzobispo de Canterbury, George Carey, han dejado ya muy claro que un divorcio -y, por tanto, un eventual segundo matrimonio- no impedirían al príncipe Carlos ceñir la corona británica. Hay quien piensa, no obstante, como el experto en cuestiones dinásticas Harold-Brooks-Báker, que una boda entre el príncipe de Gales y Camilla Parker-Bowles inclinaría a la, mayoría de los británicos a favor de una república.

Lo cierto es que todo el mundo parece haber comprendido que la ruptura legal de los Parker-Bowles viene a romper el hielo, a dejar franco el camino a un segundo y más trascendental divorcio: el de los propios príncipes de Gales, que en diciembre cumplieron ya los dos años de separación imprescindibles para dar el paso definitivo.

Por lo demás, la declaración oficial con la que los Parkér" Bowles anunciaron ayer su divorcio "aparte de nuestros hijos y una duradera amistad, no hay ya nada en común en nuestras vidas", decía el texto a través de sus abogados, está lejos de haber provocado la menor sorpresa en el país.

¿Qué otra cosa podía hacer el honorable brigadier obligado a interpretar el nada airoso papel de marido de la amante oficial de Carlos de Inglaterra a lo largo de los últimos tres años? La decisión estaba tomada tiempo atrás, Probablemente antes de que la prensa publicara en 1993 la famosa conversación telefónica en la que el príncipe Carlos manifestaba su deseo de ser "un tampax', para Camilla.

Nadie podrá acusar al brigadier de impaciencia o de tomar decisiones precipitadas. Todavía está caliente en la memoria de todos los británicos la confesión de adulterio del príncipe de Gales ante las cámaras de la televisión británica, en junio del año pasado, cuando se cumplían los 25 años de su investidura como heredero del trono. Los ojos del mundo entero se volvieron hacia Camilla Parker-Bowles. Una dama rubia que aparenta todos y cada uno de- sus 47 años, se viste a la inglesa y suele matar las horas cabalgando por la campiña británica, a veces en las proximida des del domicilio del príncipe.

Por si Carlos de Inglaterra había sido poco explícito en el documental, la biografía sobre el heredero de la casa de Windsor, publicada el pasado otoño, aclaró cualquier duda. El príncipe reconocía haber mantenido tres romances separados con su inseparable amiga, el primero antes de que la dama contrajera matrimonio en 1973.

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