Madridgrado
El Madrid republicano inspiró a escritores nacionales y extranjeros
P. S. La guerra civil española ha inspirado más libros que la Segunda Guerra Mundial, según creen algunos, y aunque no suficiente, o no universal, la literatura sobre la guerra en Madrid no deja de ser abundante.
Por ejemplo, Madridgrado, testimonio de Francisco Camba en el que se cuenta la vida en el Madrid republicano desde el punto de vista de un nacional atento a los detalles: por ejemplo, la elegancia de las señoritas bien, que bajaban a las estaciones de metro, convertidas en refugios antiaéreos, vestidas con pijamas de seda. Madridgrado era el título de las famosas soflamas del general Queipo de Llano por Radio Sevilla, recuerda José Carlos Mainer, catedrático de historia de la literatura española en Zaragoza y autor de Madrid, 1936-1939 (Editions Autrement). Juan Iturralde dejó en Días de llamas, reeditado en Ediciones B, un testimonio extraordinario de un prisionero en la cárcel Modelo durante la guerra, y Max Aub, que había hablado del Madrid literario de los años veinte, habló de la guerra en su conocida saga.
En general, dice Mainer, la prisión que supuso para ellos el Madrid republicano sí fue aprovechado por los escritores fascistas, en una literatura que no abunda en testimonios heroicos. Entre otros títulos, Una isla en el mar rojo, de Wenceslao Fernández-Flórez, que recoge su experiencia como asilado en una embajada; o Madrid, de corte a checa, de Agustín de Foxá, novela bien escrita reeditado hace poco.El aire internacional que desde el primer momento adquirió la guerra civil española terminaría por inspirar obras muy conocidas, como L'espoir, de André Malraux, o Los grandes cementerios bajo la luna, de Georges Bernanos. Hemingway, más conocido por Por quién doblan las campanas, es autor de varios escritos inspirados en el bloqueo de Madrid, donde vivió un tiempo para colaborar con el holandés Joris Ivens y el fotógrafo John Ferno en el rodaje del célebre documental Tierra española. Uno de los personajes de esos escritos, recogidos en Bruguera con el título de La quinta columna, es precisamente un cámara que desprecia el peligro.En Madrid, Hemingway se instaló en el hotel Florida, en la plaza de Callao, no demasiado lejos del frente, situado en Moncloa. El testimonio de Herningway sobre el Madrid republicano, es, en todo caso, el de un simpatizante. "Aquella tarde yo regresaba caminando desde la oficina de censura hacia el hotel Florida y estaba lloviendo" ' escribe Hemingway en La mariposa y el tanque, un título que, según dice, le propuso el patrón de Chicote. "De modo que más o menos a mitad de camino me harté de la lluvia y me detuve en Chicote a beber un trago rápido. Era el segundo invierno de bombardeos en el sitio de Madrid y había escasez de todo, incluyendo el tabaco y el ánimo de la gente, se sentía un poco de hambre continuamente y uno podía volverse súbita e irrazonablemente irritado con cosas acerca de las cuales nada podía hacerse, tales como el clima. Yo debía haber seguido a casa. Quedaba a sólo cinco manzanas más, pero cuando vi la entrada de Chicote pensé que tomaría un trago rápido y que después subiría seis manzanas por la Gran Vía a través del barro y los escombros de las calles rotas por el bombardeo...".
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