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Miles de comerciantes se manifiestan contra la inseguridad y la droga en Carabanchel

Unas 7.000 personas (20.000 según los convocantes), en su mayoría vecinos y comerciantes de Carabanchel, protagonizaron ayer una concentración de protesta contra la delincuencia y la inseguridad. La concentración se realizó frente al ultramarinos de la calle de Zaida, donde, el pasado 18 de noviembre, fue asesinado a golpes el comerciante Felipe Gómez Pérez, de 39 años, casado y padre de dos hijos. La concentración se transformó poco después en una marcha contra la droga en tomo, al Cerro de La Mica, habitado mayoritariamente por familias gitanas.

Vecinos y comerciantes aseguran que allí existe un incesante tráfico de estupefacientes al cual achacan el constante trasiego de delincuentes a los que atribuyen el asesinato.Un fuerte dipositivo policial, desplegado alrededor del enclave, impidió un enfrentamiento que algunos daban como seguro, habida cuenta del grado de indignación y enardecimiento que muchos de los manifestantes mostraban.

En el acto, al que acudió la viuda del tendero, Teresa de Gómez, intervinieron los concejales Ángel Matanzo y Manuel Martín, así como Salvador Santos, presidente de la Confederación Española de Comerciantes al Por Menor, convocante de la concentración, y Manuel García, comerciante vecino de la víctima.

Concejales y tenderos

Los concejales y este último comerciante dirigieron la palabra a los congregados e hicieron hincapié en la necesidad de conseguir urgentemente soluciones judiciales y policiales contra la inseguridad que su fren los pequeños comerciantes y vecinos del barrio y de otras zonas de Madrid, algunos de los cuales acudieron al acto con pancartas de denuncia. Todos ellos exigieron rigor judicial en la persecución de los delitos -señaladamente el tráfico de drogas- cuyos efectos sufren los comerciantes de la zona me diante sucesivos hurtos, robos y atracos. Manuel García destacó la penosa situación económica en la que quedará la viuda de Felipe Gómez y, para paliarla, anunció la apertura de una cuenta corriente en una entidad bancaria de la calle de Jorge Juan. Decenas de asistentes se comprometieron allí a proveer la cuenta. Por su parte, el concejal Manuel Martín dijo que intentará hallar un puesto de trabajo a la viuda, madre de dos hijos, a la que le ha quedado una pensión de unas 30.000 pesetas, según varias vecinas.

La manifestación ocupó unos 100 metros de la calle de Zaida (de unos 15 metros de ancho), de modo que en ese tramo se congregaron unas 6.000 personas, según los cálculos efectuados por este periódico (a razón de cuatro personas por metro cuadrado). Otras 1.000 personas como máximo ocupaban las zonas aledañas.

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Las peticiones de que la concentración se disolviera pacíficamente, solicitadas con reiteración por los convocantes, no hallaron eco entre la mayor parte de los asistentes. Tras unos minutos de indecisión, los reunidos, arengados por algunos comerciantes -muchos de los cuales cerraron sus comercios durante la jornada de ayer- y vecinos enardecidos, marcharon hacia el poblado gitano próximo, situado junto a la Vía Carpetana.

Apagón en La Mica

Allí, al salir un grupo de chiquillos y muchachos a asomarse al paso de la marcha, se produjo un momento de extrema tensión que estuvo apunto de desembocar en un enfrentamiento, de no hallarse allí desplegada una unidad de policías antidisturbios. Los policías dispersaron veloz y contundentemente a los muchachos mientras cercaban los accesos al Cerro de La Mica para impedir que los manifestantes penetraran.Las luces del poblado - se apagaron súbitamente y las madres recogieron a sus niños dentro de las viviendas prefabricadas, mientras miles de vecinos y comerciantes permanecían frente al lugar coreando gritos de denuncia contra el tráfico de estupefacientes: ¡Fuera la droga! ¡La droga está en las casas! gritaban muchos de los reunidos, señalando con las manos hacia las viviendas habitadas por centenares de pobladores.

Poco a poco, los reunidos se dispersaron. Sólo horas después, las luces volvieron a brillar desde el interior del poblado.

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