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Amplia victoria socialdemócrata en Suecia

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El líder socialdemócrata calificó el resultado electoral como excepcional, cuando le auguraban una estrepitosa derrota por la dureza de las medidas que propone para sacar al país de la crisis económica. Su decisión sobre si habrá coalición o no la podría anunciar hoy, ya que constitucionalmente el Gobierno de la coalición conservadora en el poder dirigida por el primer ministro Carl Bildt dimitió anoche y al presidente del Parlamento le corresponde tomar el poder y dirigir el proceso de formación del nuevo Gobierno.Carlsson dijo que el presidente del Parlamento le puede pedir que forme Gobierno en solitario, dependiendo de los apoyos parlamentarios de otros partidos minoritarios, o puede que decida encargarle la formación de uno de coalición, en cuyo caso tendría que comenzar las negociaciones con los partidos minoritarios, cosa que haría con toda urgencia.

Los ex comunistas están deseosos de unirse a un Gobierno con los socialdemócratas, y Schyman apuntó anoche que ha debatido mucho con los socialdemócratas los puntos concidentes en sus respectivos programas de Gobierno, como son la reducción del paro, actualmente en el 14% de la población activa, y la preservación del Estado de bienestar del pueblo sueco. "Los vientos de la izquierda soplan sobre Suecia", afirmó la líder izquierdista, quien añadió que ya tiene pensada las carteras que pedirá. A esta alianza podrían unirse los Verdes, otros grandes triunfadores de la jornada de ayer al pasar de cero parlamentarios a tener 21.

Carlsson aseguró ante la prensa extranjera: "Seguiré una política económica muy dura, y eso lo he dicho durante la. campaña electoral, a pesar de lo cual hemos recibido un respaldo mayoritario. Es la única manera de reducir el déficit y el paro que sufre este país, porque si no pondremos en peligro el Estado de bienestar". Añadió el líder socialdemócrata que el 46% del voto coloca a su partido en una posición óptima, y si los socialdemócratas gobiernan en solitario recabarán el apoyo parlamentario del Partido de la Izquierda, de los Verdes y de otros grupos minoritarios con los que consensuará las políticas a aplicar.

Fuga de empresas

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Respecto a la campaña de las grandes empresas suecas de abandonar el país si ganaban los socialdemócratas, Car1sson afirmó que "no van a irse, porque nosotros no destruimos las empresas sino que las incentivamos. con nuestra política industrial, y ellos lo saben". "No tengo miedo de que dejen Suecia", agregó.

El líder socialdemócrata aludió también a la adhesión de Suecia a la Unión Europea, que será decidida en referéndum el próximo 13 de noviembre. "Mi siguiente gol", añadió, "será conseguir también una mayoría a favor del sí, y trabajaré duro en ello después de formar Gobierno. Creo que tengo muy buenas perspectivas de triunfo".

En el denominado "bloque burgués" o conservador en el poder, el Partido Moderado de Carl Bildt ha quedado prácticamente igual que en las pasadas elecciones que le permitieron formar el Gobierno de coalición que ha dirigido el país en los últimos tres años. La derrota de la coalición ha venido dada no por su partides, sino por el retroceso de sus aliados políticos.

Los liberales han sufrido pérdidas al bajar del 9,1% conseguido en 1991 al 7,1%, y su líder, Bengt Westerberg, ha prometido presentar su dimisión a la ejecutiva de su partido. El Partido de Centro también retroce, y los democristianos han sido prácticamente barridos del mapa parlamentario al obtener un 3,9%, un punto por debajo del mínimo del 4% requerido para entrar en el Parlamento, y ningún escaño frente a los 26 que tenían.

Tanto los liberales como los centristas han propuesto formar coalición con los socialdemócratas. El líder centristas, Olof Johansson, dijo anoche que la respuesta ha sido negativa, y que lo que aparece como más probable es una coalición de socialdemócratas y ex comunistas. "¿Qué pasará si esto ocurre? Dejo la respuesta en el aire", añadió.

Bildt felicitó a Car1sson por su victoria y le deseó lo mejor para su Gobierno. "La derrota y el fracaso está en la naturaleza de la polítca", dijo resignado incidiendo en los logros de su Gobierno: las reformas económicas y laborales, la reducción de la inflación y la negociación de la adhesión de Suecia a la Unión Europea.

Derrota de la derecha

Bildt advirtió sobre una coalición de izquierdas, y dijo que cualquier alianza de los socialdemócratas con los ex comunistas será muy perjudicial para al país y pondrá en peligro la necesaria política de no confrontación que necesita Suecia. Añadió que la política de flexibilidad económica aplicada por su Gobierno en estos tres últimos años es la única posible dada la situación.

Otro gran derrotado en las elecciones de ayer fue el partido Nueva Democracia, una efímera organización populista que apareció con fuerza en las elecciones de 1991, obteniendo 25 diputados, y que en las celebradas ayer no consiguió ninguno.

El nuevo Gobierno resultante de las elecciones de ayer tendrá que vérselas en poco menos de dos meses con el referéndum de ahesión a la Unión Europea, cuyos resultados son inciertos. Tanto los socialdemócratas como los conservadores ya han dicho que si ocupan el Gobierno intentarán convencer a la mayoría del electorado para que vote a favor del sí. El establishment en su conjunto (partidos, sindicatos y empresarios), con la excepción de ex comunistas y verdes, están a favor de la adhesión. Salvados los escollos del rapé sueco (tabaco masticable), que un 20% de los suecos podrá seguir consumiendo, aunque no se podrá exportar (el intento de prohibirlo por la UE aumentó la opinión en contra de la adhesión); del aislacionismo derivado de la recesión, y del efecto negativo de los referendos sobre el Tratado de Maastricht en Dinamarca y Francia, los argumentos cruciales hoy son otros.

A favor del sí están la convicción de que si el país se queda fuera de la UE incrementará su aislacionismo; los lazos históricos de Suecia con Europa; la creciente conciencia del papel de la UE en el mantenidemiento de la paz, y las perspectivas de mercados más amplios a los productos suecos. A favor del no figura el temor a una pérdida de la soberanía nacional; el dominio de la burocracia de Bruselas y su interferencia en los asuntos internos; el dinero que costará la adhesión, y los temores a un aumento de la criminalidad, del tráfico de drogas, de la inmigración y a una menor calidad en los alimentos.

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