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"Si no pescamos, no cobramos"

"Si no hay pescado, no hay paga". Hoy, los ocho tripulantes del barco de Damián López no cobrarán. Cuando el buque, uno de los 13 pesqueros que faenen con redes de volantas para capturar pez espada, regresaba al puerto de Algeciras en la madrugada de ayer, la bodega sólo contenía hielo. El pescado no quiso entrar en sus redes. A Damián López y sus ocho tripulantes no hay que hablarles de legislaciones europeas, españolas o de Greenpeace. Igual que sus compañeros, José Antonio, El Rubio (en el mar todos tienen mote), aprovecha la hora y media que el barco tarda en llegar al lugar donde calarán las ya famosas redes de volantas para defender su trabajo. "Nosotros no hacemos daño a nadie, lo único que queremos es dar de comer a nuestra familia". De sus 44 años, ya lleva más de 20 trabajando en la mar.Pasa a la página 25

Ni un solo pez espada en el Estrecho

Viene de la primera páginaLa guerra del bonito que estalló hace varias semanas entre las flotas española y francesa apenas ha tenido eco en el Estrecho. La legislación europea admite el uso de estas redes siempre y cuando no superen los 2,5 kilómetros. España las prohíbe totalmente.

Los pescadores de pez espada del Estrecho alegan que también los marroquíes y los italianos las usan, pero "claro, tienen un Gobierno que les defiende". El incidente con Greenpaece del lunes pasado ha provocado mucha tensión, y Damián asegura que si vuelven, les tienen "preparada una buena acogida con cócteles molotov".

El barco está a unos dos kilómetros de Punta de Europa cuando suena la señal para que empezar a calar. Son las nueve de la noche, y la niebla, surgida apenas diez minutos antes, se va haciendo cada vez más espesa. "Que los piratas de Greenpeace vengan a decimos cómo tenemos que faenar' , exclama el patrón.

Medianoche. Momento de recoger las redes. El resultado de una jornada en la mar es tan elocuente como las caras de los marineros: 16 peces luna, debidamente devueltos a la mar, y un joven delfín muerto en las redes. Ni un sólo pez de espada. Juan Antonio no tiene reparos en olvidar el delfín: "¿y qué?, ¿si mis hijos tienen hambre, quién me va a dar dinero, el Gobierno?".

Ayer, pasado el mediodía, el Rainbow Warrior patrullaba la zona, navegando en un punto indeterminado en la costa meridional de la Península. Inicialmente, el barco más emblemático de Greenpeace no tenía previsto acometer nuevas acciones contra los arrastreros de Algeciras que atrapan al pez espada con artes prohibidas.

IU culpa al Gobierno

Durante su ruta de vigilancia, el barco ecologista sólo ha encontrado en alta mar a palangreros ocupados en la captura de marrajos. "Y es improbable que en los próximos días avistemos barcos con artes ilegales, porque vienen dos noches de luna llena y esas redes exigen más oscuridad", advirtió el presidente de Greenpeace España, Xavier Pastor.

Mientras, el grupo IU-Los Verdes apoya la actuación de Greenpeace en el Estrecho y culpa de los incidentes a los gobiernos central y andaluz. Para los parlamentarios verdes Francisco Garrido y Álvaro Martínez, "esta situación es de absoluta responsabilidad de los gobiernos socialistas, que permiten y hacen la vista gorda ante las ilegalidades que se cometen por algunos pesqueros". Además, piden la dimisión del ministro de Agricultura, Luis Atienza.

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