El concierto de Burgos
El pasado sábado 9 de abril asistí al concierto de la orquesta y el coro del Liceu en la catedral de Burgos. Fue un espectáculo impresionante. Además de poder admirar la belleza del interior de la catedral iluminada y la perfección del coro del Liceu, la jornada sirvió para tender puentes de comprensión entre Castilla y Cataluña. La prensa local de Burgos así lo entendió: "Memorable jornada de hermandad entre Catalufia y Castilla y León", "Jordi Pujol no cuestiona la unidad de España", "La música reencuentra dos pueblos" y el inevitable "Amigos para siempre". No quisiera echar agua al vino de una jornada en la que el presidente de la Generalitat era aplaudido en todas partes, pero quiero aportar mi testimonio de catalán que viaja de incógnito (ya se sabe que los catalanes no tenemos genes diferenciales y, por tanto, mientras no abrimos la boca, no se nos reconoce como a tales).El caso es que las tres señoras que hacían cola detrás de mí para entrar en la catedral, a las que nada les distinguía de las personas perfectamente normales y bienintencionadas, comentaban lo mal que les había parecido que unos catalanes hablaran (¡entre sí!) en catalán en un bar de Burgos; que sería normal que hablaran catalán en Barcelona, pero que en Burgos debían hablar en castellano.
¡Virgencita de Montserrat: cuántos milagros te quedan aún por hacer para que algunos entiendan que si hablamos catalán no es para hacerles la puñeta, sino por la misma razón que, cuando ellos van a París, continúan hablando entre sí en castellano!
Por si no llegan los milagros de la Moreneta, pongamos de nuestra parte lo que podamos: información, información e información, y, sobre todo, mucha paciencia...-
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