Tasa holandesa
Los compradores de lavadoras, frigoríficos y otros electrodomésticos tendrán que pagar en Holanda, a partir de 1995, un recargo especial para preservar el medio ambiente.
La cantidad, que será fija, independientemente del precio del producto, estará destinada a cubrir los gastos de recogida, reciclaje o destrucción de la máquina cuando ya no sirva para nada. Tras largas negociaciones con el Ministerio de Medio Ambiente, los vendedores se han comprometido a recoger el aparato viejo, después de la instalación del nuevo, si el propietario no lo quiere. La cantidad prevista inicialmente es de 10 florines (unas 700 pesetas) y aumentará progresivamente cuando se determinen los gastos reales generados por la medida.
A un acuerdo semejante se llegó el pasado año con los vendedores de vehículos. A partir del próximo 1 de junio, quien compre un nuevo coche tendrá que pagar 250 florines más (unas 18.000 pesetas), con independencia de la marca adquirida. Este sector ya ha articulado una organización que se encargará de la recogida de los vehículos y el reciclaje de cuantas piezas sea posible. La compañía al frente, Autorecycling, tendrá también que estimular a los fabricantes para que acepten el material y lo reutilicen en sus nuevos modelos.
Más resistencia están oponiendo los productores, importadores y vendedores de equipos audiovisuales y estereofónicos, que se quejan de que el margen de beneficios en el sector es muy pequeño, aunque el Ministerio de Medio Ambiente espera lograr un acuerdo próximamente.
Algunos productores insisten en la necesidad de que la medida se tome también por el resto de los países de la Unión Europea. El incremento de los precios podría provocar que los holandeses acudieran a comprar sus electrodomésticos y coches a Bélgica o Alemania, alegan.
Sin embargo, el Gobierno es contundente. "No podemos esperar siempre a que la UE marque la pauta", dice Marijan van Paasse, del Ministerio de Medio Ambiente.
