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Reportaje:

Una habitación con vistas a los árboles

La 'hipótesis de la biofilia' afirma que la naturaleza es fundamental para el desarrollo psicológico humano

¿Pueden los humanos ser realmente humanos y sentirse realizados en un mundo de cemento y. cristal, apartados de la naturaleza, donde reciben la mayor parte de la información sobre la realidad a través de la pantalla de televisión y del monitor del ordenador? No hasta dentro de un millón de años por lo menos, según la hipótesis de la biofilia, que sostiene que los millones de años durante los cuales hubo un estrecho y constante contacto entre los humanos y la naturaleza han Inculcado en el Homo sapiens una profunda necesidad emocional congénita de sumarse al resto del mundo de los seres vivos.Según esta teoría, satisfacer esta necesidad puede ser tan importante para el bienestar humano como el entablar relaciones personales íntimas. ' El término biofilia fue acuñado por Edward O. Wilson, un biólogo de la Universidad de Harvard especializado en la evolución, en un libro de 1984 que llevaba por título precisamente Biofflia. Ahora, en The biofilia hypothesis (Island Press-Shearwater Books), una recopilación de ensayos recién publicada, preparada por Wilson y Stephen Kellert profesor de ecología social de la Universidad de Yale, varios científicos retoman el tema. Los científicos afirman que, aunque la biofilia sea importante en la psique humana, se está debilitando en los centros urbanos. Al igual que muchos otros rasgos de tipo genético, su total expresión depende de respuestas aprendidas, que se están perdiendo con la destrucción del entorno natural.

La solución no está en repudiarlas modernas sociedades urbanas, según los expertos, sino en introducir la naturaleza en los enclaves urbanos. Wilson explica que "el cerebro evolucionó en un mundo centrado en la naturaleza, no en un mundo regulado por máquinas". A lo largo de los millones de años en que fue conformándose la psique humana, la supervivencia y el bienestar dependían de cómo los individuos hacían frente al entorno natural.Los estudios psicológicos sobre las preferencias estéticas por los paisajes, por ejemplo, sugieren que los componentes de muchas culturas diferentes prefieren los emplazamientos con vegetación a los cerrados.

Wilson incluye dentro de la biofilia tanto las respuestas emocionales positivas como las negativas que suscita la naturaleza, porque, según dice, objetos de fobia como las arañas, las serpientes y los lobos evocan miedo, pero también fascinación y respeto. El intercambio con la naturaleza ha tenido, además, una importante repercusión sobre rasgos como la inteligencia, las emociones, el sentido estético, la creatividad, la expresión verbal o el deseo de conocer, según estos especialistas. La separación con la naturaleza empobrece psicológicamente, afirman.

Una prueba de la existencia de un vínculo emocional de base genética con la naturaleza son las respuestas negativas a elementos naturales amenazadores. En un experimento realizado por los psicólogos Roger Ulrich y Louis Tassinary, de la Universidad de Tejas, la respuesta a arañas y serpientes tardaba, mucho más en desaparecer que la respuesta a las imágenes, neutras, lo que sugiere, según ambos expertos, que la gente está biológicamente predispuesta a las respuestas emocionales fuertes frente a animales que han amenazado a los humanos a lo largo de su evolución.

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