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Lección de ecología

"La gente lo considera vulgarmente aceite quemado, nosotros lo llamamos usado", puntualiza Antonio Marrón, jefe de laboratorio de la empresa Ulibarri-Piqsa. "Ahí radica el gran error de los que no dan importancia a nuestra actividad".El aceite es la fracción lubricante del petróleo. Para comercializarlo se han de adaptar sus distintas propiedades a las especificaciones técnicas del uso que se le vaya a dar.

Esto se consigue añadiéndole distintos paquetes de aditivos (antioxidantes, detergentes, dispersores, depresores del punto de congelación, antiherrumbrantes) "que transforman totalmente las características del aceite original".

En el caso de los aceites de automoción, la alta temperatura y la fricción contra las paredes de los cilindros van cambiando las propiedades del aceite. "La reserva de aditivos se agota, pero la base lubricante sigue intacta", explica Marrón. Ahí entra el reciclado de este producto que aunque se desecha, se paga a un mínimo de 8 pesetas por kilogramo.

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Las técnicas son similares a las de una refinería de petróleo: tras una corta fase de deshidratación, se decanta el aceite en una columna de fragmentación. Se obtienen así distintas fases lubricantes depositadas según sus densidades. Las partículas de desecho se encuentran sólo en la fase inferior: es el residuo asfáltico, del que también se puede sacar provecho. Gran parte se puede utilizar para construir carreteras o capas impermeabilizantes.

El resto se ha de neutralizar en depósitos controlados. Ulibarri quizá puedan competir en calidad, pero no en precio (entre 28 y 30 pesetas el kilogramo), ya que éste lo marcan las grandes compañías "que pueden producir todo el que quieran al refinar combustibles", dice Marrón.

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