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El Tenerife no mereció perder en Valencia

Si Jorge Valdano tenía razón al afirmar en vísperas del partido que "hay que jugar bien porque hacer lo contrario es como intentar hacer el amor con el árbol", lo curioso es que pese al resultado pocos de sus hombres estarán extrayendo astillas de partes delicadas. El Tenerife, después de marcar tres goles y perder en Vallecas, volvió a insinuar que sigue siendo un anteproyecto de esos grandes equipos que saben combinar el arte y el arte de ganar.Lo cierto es que años atrás el Tenerife ni hubiera llenado el Luis Casanova ni hubiera creado -y merecido- tanta expectación. Pero no sólo contribuyó a una apasionante fiesta nocturna sino también puso la mayor parte del decorado y la música. Por méritos futbolísticos, el resultado grita injusticia.

Quizás sea exagerado afirmar que el Valencia ya pensaba en el Nantes. Pero jugó distraido y reñido con la imagen de líder que la afición ya comienza a dibujar. Y por eso más apuros de los previstos. Ni mandó en su propia casa ni, durante la inmensa mayoría de los noventa minutos, dio sensación de querer hacerlo. Pasó mucho tiempo agazapado en su propio terreno con diez hombres a una alarmante distancia de Penev.

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